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Actualizado: 8 de julio de 2025
En los baños de Quinto se acabó de curar...». Despidiose el susodicho tan contento por llevarse su dinero como afligido por el percance de D. Francisco. A Isabelita, que estaba triste, afectada y sin ganas de comer, la mandaron a casa de Cándida para que pasara allí todo el día jugando con Irene y otras niñas de la vecindad.
Trabó al punto conversación el fondista con don Federico, el mayordomo, y preocupado con la estancia de Diógenes en la fonda, contóle su percance y sus apuros.
Jamás se me ha ocurrido hallar mal lo hecho por la madre naturaleza, ni echar la culpa a la sociedad mal organizada de ningún caso adverso que me haya ocurrido, ni de ninguna contrariedad o percance angustioso en que yo me haya encontrado.
El convoy que los conducía hubo de sufrir en El Cristo un retraso como de media hora, pues en la vía se encontraba un tren de carga que había tenido un percance.
Y el último percance que en sus consultas matrimoniales le esperaba, fue con una hermana suya viejísima, en sus mocedades planchadora y hoy pensionada y socorrida de su hermano. La infeliz, que arrastrado, había con su difunto vida de perros, exclamó en cascajosa voz, alzando las secas manos y meneando la cabeza temblona: ¿Miranda? ¿Miranda?
El anciano estaba herido de poca gravedad, y aunque una bala le había llevado el pie derecho, como este no era otra cosa que la extremidad de la pierna de palo, el cuerpo de Marcial sólo estaba con tal percance un poco más cojo. «Toma, Gabrielillo me dijo, llenándome el seno de galletas : barco sin lastre no navega». En seguida empinó una botella y bebió con delicia.
La Compañía recomendó a Urbistondo que no se metiese a favorecerla; pero el capitán, con aquella admirable confianza que tenía en sus facultades intelectuales, no hizo caso. Creía deber suyo no perjudicar a nadie, y el director de la casa lo sacó del barco y lo llevó al almacén, donde le ocurrió el percance de la pierna.
Pero, discretamente indicadas, le bullían en los labios las preguntas de tal modo, que Artegui se impuso la penitencia de narrarle todo la acaecido de pe a pa. Escuchaba él, refrenando con su práctica del mundo, la risa maliciosa que le asomaba a las facciones. Era evidente que al mozo calaverilla le divertía infinito el cómico percance conyugal del calaverón rancio.
He tenido que pasarme quince días en cama me decía este amigo, contándome el percance ; pero ahora no les quedará más remedio que darme una indemnización. ¡Error profundo! exclamé yo . Lejos de valerte una indemnización, el atropello te costará un ojo de la cara. Yo también he sido atropellado añadí con orgullo , y gracias a que la cosa me cogió con algún dinero.
Levantóse, pues, de un salto al primer toque de la campana, lavóse sin derramar una gota de agua, y sin otro percance que el meter un pie en el orinal y hacerlo añicos, sin intención deliberada, por supuesto, púsose en formación muy derechito, entró en la capilla y oyó misa lo mismo que un san Luis Gonzaga.
Palabra del Dia
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