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Actualizado: 19 de julio de 2025


Al presente se halla este pueblo en sumo peligro de su destrucción, porque los Mocovíes y Tovas, que hasta ahora han estado enfrenados por el valor del gobernador de la provincia de Tucumán, principal promotor de esta Reducción, ahora vuelven á alzar cabeza; y habiendo muerto á los soldados del fuerte de San Joseph y tenido atrevimiento para sitiar el de Valbuena, se teme que den en este pueblo de San Esteban y le destruyan por estar indefenso; bien que no por esto pierden los Jesuitas las esperanzas de hacer mucho fruto en el Chaco, cumpliéndose la profecía de su primer apóstol San Francisco Solano, que predicó el Evangelio á los Lules, y de quien hay tradición en aquella tierra, que habiendo profetizado la ruina de la ciudad de Eteco, que ha más de treinta años que sucedió, predijo también que se convertirían estos indios del Chaco.

»Los días de peligro han pasado decía; Teobaldo se encuentra mejor, la Providencia nos protege. »Tenía razón. Dios se había compadecido de nosotros. »Carlos se libró del contagio, y Teobaldo convalecía; pero el mal había dejado impresa en él su terrible huella, y, menos afortunado que yo, quedó desfigurado.

Cuanto más en evidencia se pone la vida, más se demuestra el poder de la grande Alma, adorable unidad de los seres por la que se engendran y crean. ¿Dónde estaría el peligro si se encontraba que el mar, en su aspiración constante á la existencia orgánica, es la forma más enérgica del eterno Deseo que en un principio evoco el globo en que vivirnos y se reproduce constantemente en él?

De pronto, como si desease terminar de cualquier modo, se arrojó sobre la bestia con el estoque, pero oblicuamente, para salir cuanto antes del peligro. Una explosión de silbidos y voces. La espada sólo se había clavado unos centímetros, y después de cimbrearse en el cuello de la fiera, fue expelida por ésta a gran distancia. Gallardo volvió a coger el estoque y se aproximó al toro.

¡Ah, buen mozo! dijo . Esto marcha, ¿verdad? Ya no hay fiebre, ya no hay nada de peligro. Las heridas marchan bien. Debes sentir en ellas una picazón de mil demonios; algo así como si te hubiesen metido avispas bajo los vendajes. Es la formación de los tejidos, la carne nueva que escuece al crecer. Jaime se dio cuenta de la verdad de estas palabras.

Pero este género de gloria acabó por cansarle, y sobre todo le repugnó al cabo, por el peligro, que vio al fin patente, de convertirse en un oso metafísico y filarmónico, pero oso, en un Ata Troll de carne y hueso.

Había oído que la vida del Rey estuvo en peligro, y que Carlos, por medio de su ciencia, la había salvado. Carlos no me había dicho que el estudio y el trabajo le habían abierto una carrera, y aunque conocía su aptitud para todas las ciencias, ignoraba que la medicina le hubiese conducido a la fortuna y al merecido renombre de que gozaba.

En las pasadas era tanto el peligro que corría el dinero saliendo a relucir, que legítimamente tenía que ser usurero quien le prestaba. El crédito, que pone en movimiento las fuerzas productivas, apenas era conocido entonces.

Se aman y admiran a propios en los que, fuera ya de este peligro de rivalidad, tienen las mismas condiciones de ellos. Los miran como una renovación de mismos, como un consuelo de sus facultades que decaen, como si se viesen aun a propios tales como son aquellas criaturas nuevas, y no como ya van siendo ellos.

No creía en los sastres de Vetusta y ni unas trabillas compraba en su tierra. Nadie era sastre en su patria. En verano prefería los sombreros blancos, los chalecos claros y las corbatas alegres. La esencia del vestir bien estaba en la pulcritud y la corrección, y el peligro en la exageración adocenada.

Palabra del Dia

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