Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de junio de 2025


"De eso pierda, señor, cuidado, le dije yo, que maldito aquel que ninguno tiene de pedirme esa cuenta ni yo de dalla." "Agora, pues, come, pecador; que, si a Dios place, presto nos veremos sin necesidad. Aunque te digo que, después que en esta casa entré, nunca bien me ha ido. Debe ser de mal suelo; que hay casas desdichadas y de mal pie, que a los que viven en ellas pegan la desdicha.

No, no crea usted en ninguna brutalidad de su parte... Al contrario; protestó de su cariño, de su abnegación... Quiere conservar mis cartas por ternura, y acaso porque sabe vivir... Ayer todavía se atrevió a pedirme que continuásemos esa correspondencia. ¿Está usted segura dije vacilando, de que no piensa en el matrimonio?

Aquella misma tarde escribió a Pepe una carta muy larga en que, pidiéndole perdón, le enviaba mil besos y le hacía mil promesas. «Adorada Paz: Por fin he recibido carta tuya. ¡Tantas promesas, tantas protestas, y has podido creer que yo quería a otra mujer! Bien haces en pedirme perdón.

Estoy yo ahora reventando de pena por ver mi sayo verde roto, y vienen a pedirme que me azote de mi voluntad, estando ella tan ajena dello como de volverme cacique.

A esto se estremeció de espanto la angustiada mujer y volvió a caer de rodillas delante de , para pedirme por Dios crucificado que no se hiciera tal cosa.

Mesábame las barbas, y renegaba de mi mal cortada pluma, que siempre ha de pinchar, y de mi lengua que siempre ha de maldecir, cuando un cariacontecido mozalbete con cara de literato, es decir, de envidia, se me presentó, y mirándome zaino y torcido, como quien no camina derecho ni piensa hacer cosa buena, díjome entre uno y otro piropo, que yo eché en saco roto, cómo tenía que consultarme y pedirme consejo en materias graves.

¿Por qué se ríen ustedes? dijo al llegar. ¿Se figuran que se trata de una aventura amorosa? Pues no hay tal... Es decir, ha sido una aventura amorosa, pero en tiempos remotos. Ahora no es más que una vieja que viene a pedirme diez duros. ¿Se los ha dado usted? ¡Nunca! y eso que me ha dicho que tiene un hijo muriendo. No quiero sentar precedentes funestos.

Necesito ir allá.... Allá no; al palacio del gobierno, donde me buscan tal vez á estas horas para pedirme datos. Y era tal su nerviosidad, que el gigante temió que se arrojase desde lo alto de su mano. Dejó al profesor-guerrero en la arena, y vió cómo corría hacia su automóvil-tigre y cómo escapaba éste á toda velocidad hacia el puerto.

¿Qué he de temer? interrumpió el General impaciente; ¿no dispongo yo de poderes discrecionales? ¿no puedo hacer lo que me la gana para el mejor gobierno de estas islas? ¿Qué tengo que temer? ¿Puede acaso un criado acusarme ante los tribunales y pedirme responsabilidad? ¡Ca! Y aunque dispusiera de medios, tendría antes que pasar por el Ministerio, y el Ministro...

Se necesita atrevimiento. ¡Pedirme dinero un hombre que, cuando debe, no hay medio de sacarle un real, y se enfada si una reclama lo suyo! Dice que le van a hacer secretario de un gobierno de provincia y qué yo qué... ¿ lo crees? Muy rebajada está la talla de los empleados; pero no tanto...».

Palabra del Dia

dermatológicas

Otros Mirando