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Actualizado: 28 de octubre de 2025


Tambien advertimos en la relacion que el mismo Alvar Garcia hace de la coronacion de Fernando I, que se hace mencion del palacio de las Jarras. Observamos por los trozos que he transcrito de estas relaciones, que habia patios como los hay ahora en la ALJAFERÍA, pero á pesar de todo, ¿cómo es posible saber con puntualidad su antiguo estado?

Insolente con todo el mundo, sólo tenía atenciones y miramientos con la mula, y siempre andaba por los patios del palacio con un puñado de avena o una gavilla de zulla, cuyos rosados racimos sacudía graciosamente mirando al balcón del Padre Santo, como quien dice: «¡Jem!... ¿Para quién es esto

En otro lugar de la misma obra añade: «Y assí no son las casas de Sevilla tan altas como las de Castilla la Vieja, porque de ser la ciudad tan húmeda y caliente, de industria las edifican sus moradores algo bajas, á fin de que las entren mejor los aires y desta causa abiertas y en Patios y Corredores.

Y Susana, sentada en la banqueta, con el codo sobre la tapa del piano, escuchaba atenta, sin perder uno del hilo de nimios detalles que el filósofo iba desatando, sin hacerse rogar mucho. La casa era así, con dos patios y tantas piezas, y arriba, el cuarto de Quilito; la habitación de la tía, de este lado; después del comedor, la del tío.

Dentro de ese cuerpo vigoroso de rica musculatura de atleta, en el fondo de ese carácter atrabiliario, disputador y pendenciero que amenazaba tragarse la tierra, se escondía un ser enteramente pusilánime. Don Josef era una liebre. El colegio era un vasto edificio bajo, de muros espesos y coloniales, de grandes patios y espaciosa huerta, en la que no faltaban las clásicas higueras de antaño.

En la cual se enterraban los señores principales en los patios y aposentos, excepto donde el ídolo estaba; y el dia quel ídolo se puso en la casa, entraron en la ciudad, que no lo saben ni pueden inumerarlo, mas que dicen que la vez que ménos ovejas y corderos allí sacrificaron, que pasaba de más de quinientos.

Verdad es que allí el sueldo era más ruin; pero... si allí con una peseta se hace más que aquí con un duro... Yo, lo confieso, me ahogo en estos tabuquillos y chiribitiles en que vivimos. ¡Cuánto echo de menos aquellos patios, aquellos corralones de mi tierra! ¡En la cocina del señor Cura cabía toda esta habitación y sobraba sitio! ¡Y luego... vivir tan altos... tan encaramados! ¡Vaya si hay escalones hasta llegar aquí!

Estos cuatro patios, en medio de los cuales, precedida de la calle de cipreses, se erguía la iglesia con su campanario, como un enorme ciprés de piedra, formaban el conjunto de aquel majestuoso edificio. El techo se componía de un millón de tejas, sujeta cada una con un gran clavo de hierro, para evitar que las arrancasen los huracanes en aquel sitio elevado y próximo al mar.

Los patios, en Córdoba y en otras ciudades de la provincia, son como los de Sevilla, cercados de columnas de mármol, enlosados y con fuentes y flores. En los lugares más pequeños no suelen ser tan ricos ni tan regulares y arquitectónicos; pero las flores y las plantas están cuidadas con más amor, con verdadero mimo.

Seremos amigos; pero con la condición de que me llevo este pobre ángel a mi casa. ¿Para qué le quiere usted? ¿Para que se críe en esos patios malsanos entre pilletes?... Yo le protegeré a usted, ¿qué quiere?, ¿un destino?, ¿una cantidad? Si la señora insinuó Izquierdo torvamente, soltando las palabras después de rumiarlas mucho , me logra una cosa...

Palabra del Dia

reclinándose

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