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Actualizado: 26 de mayo de 2025


Al cabo apareció. Paco, que venía muy fosco contra él, se quedó pasmado de la afabilidad, llaneza y dulzura de aquel elegante, cuyo igual o parecido no había visto jamás en su lugar; pero cuando subió de punto su pasmo fué cuando, después de referir precipitadamente lo ocurrido, notó el vivo interés y la emoción profunda que agitaban el alma del Conde y que se retrataban en su bello rostro.

El pasmo y la estupefacción se extendieron al instante por todos los ámbitos de Villafría, con la nueva de que doña Luz era millonaria: heredera de una fortuna enorme. Para D. Acisclo fue la sorpresa no inferior a la de todos su compatricios. Nada distaba más de su mente que la herencia de doña Luz; pero D. Acisclo sabía y aguardaba la venida de D. Gregorio, aunque ignorando a qué venía.

Oírle contar sus épicas luchas por la causa del pueblo era el gran pasmo de D. José y de Riquín; pero Isidora no contenía fácilmente la risa. Las galanterías de Bou con Isidora semejaban a las del oso que quiso mostrar el cariño a su amo matándole una mosca sobre la frente. Alguna vez, dejando hablar a sus sentimientos, se expresaba con sencillez y naturalidad.

Los que navegan hoy cómodamente por aquel estrecho, a bordo de un barco de vapor, no pueden ver la sublimidad de la escena ni pueden sentir el pasmo aterrador de los que por vez primera le cruzaron. No van, como Morsamor iba entonces, en frágil barco y a merced del viento, que se oponía a su marcha, si era contrario, o si amainaba, casi le dejaba inmóvil a pesar de las más hábiles maniobras.

Los tres contemplaron en silencio el retrato: Alonso, con lástima; Relimpio, con la curiosidad mundana del que se cree experto en cosas femeninas; Isidora, con doloroso pasmo en toda su alma, el cual crecía, dándole tantas congojas, que retiró su vista del cuadro y se apartó de allí para no dar a conocer lo que sentía. Ninguno de los presentes conocía el secreto de su vida.

Belinchón se mantuvo grave y sombrío, como deben estarlo los héroes la víspera del combate. La noticia corrió como una chispa eléctrica por la población. El pasmo de los vecinos era indescriptible. A ninguno le cabía en la cabeza que una persona, entrada ya en años, con hijos casados, fuese a darse de sablazos con otra por cuestión de un ramal de carretera.

¡Válgame Dios, dice Ariston, qué primoroso, y sabido es Adonis! Tiene una hora de conversacion, y en toda ella habla chistes y cosas agudas, que es un pasmo; ¡qué equivocos usa! Naturalmente habla en verso, y con suma facilidad deleyta.

Acuéstese usted, duerma si tiene sueño, y déjeme a , que yo lo que tengo que hacer. No dependo de nadie, ¿estamos? Soy dueña de mi voluntad, ¿estamos?». La determinación firme que revelaban estas palabras llevó al bendito D. José a las más elevadas regiones del pasmo, del aturdimiento, de la confusión.

¿Qué ves? preguntó el marido encantado del pasmo de ella y muy ufano de mostrar que había aprendido algo durante su ausencia. Veo a una linda moza, que me mira y que mueve los labios como si hablase, y que lleva ¡caso extraño! un vestido azul, exactamente como el mío. Tonta, es tu propia cara la que ves; le replicó el marido, muy satisfecho de saber algo que su mujer no sabía.

La viuda siempre se sentía tocada del furor del aplauso, y para que no lo diese con aspavientos ruidosos, Rosalía se llegaba a ella con el dedo en la boca, incitándola a reprimir toda manifestación de pasmo y sorpresa, no fuera que algún sutil oído percibiese lo que en la Saleta ocurría.

Palabra del Dia

bagani

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