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Actualizado: 16 de julio de 2025
Marquesa me ha dado este ramo de flores y esta carta dije, introduciendo ambas cosas para que las tomara Inés. ¡Ah, el ramo para el Santo Niño de la Enfermería! dijo la monja vieja . La señora Condesa no se olvida de nosotras. También me ha dado un recado de palabra para la Srta. Inés continué , y es que se prepare a salir del convento para partir con ella a Madrid dentro de algunos días.
Con tal motivo el estanciero, oscuro hasta entonces, se torna conocido para todo el país, justamente conocido y respetable, pues tanto su labor como sus palabras contribuyen al progreso patrio. El «tramitador» no olvida nada.
Hasta se olvida que hacen falta naranjos para producir las naranjas; pues, mientras que la fruta nos la envían directamente del Mediodía metida en cajones, el árbol de la estufa donde pasa el invierno, cortado, transformado, disfrazado, sólo una vez aparece, y durante breve tiempo, al aire libre en los paseos públicos.
Luego había vivido en guardia siempre que bajaba a tierra, para librarse de la venganza de su enemigo; pero los años pasan, todo se olvida, y los dos compadres acabaron por contrabandear juntos, navegando desde Argel a Ibiza o las costas de España.
»La primera clase procede cō mas suavidad. Entra el amigo siendo garante de aquella desventura. Propone el ingenio del ahijado, celebra la tersura de su escrivir, aunque apenas conocido hasta entonces. No olvida la buena eleccion en los argumentos, y haziendole en lo rizo, crespo y suave, un segundo Vega, pide se le señale hora para manifestar las hazañas de su noble batallador.
Desvía la yegua, se persigna, se aparta, se aleja definitivamente, volviendo de cuando en cuando la cabeza para ver el negro bulto, sobre el fondo verde de la hierba y la blancura gris del paredón.... ¡Ah! No, no olvida nada Julián.
Aun hoy, á pesar del contacto con las naciones occidentales que tienen ideales distintos del suyo, vemos al Malayo filipino sacrificar todo, libertad, comodidad, bienestar, nombre en aras de una aspiración, ó de una vanidad, ya sea religiosa, ya científica ó de otro carácter cualquiera, pero á la menor palabra que lastime su amor propio olvida todos sus sacrificios, el trabajo empleado y guarda en su memoria y nunca olvida la ofensa que creyó recibir.
Ahora, de aquella edad el recuerdo apenas resta, como quedan de una fiesta los misteriosos sonidos que retienen los oídos del bullicio de la orquesta. Soy planta, apenas crecida, arrancada del Oriente, donde es perfume el ambiente, donde es un sueño la vida: ¡Patria que jamás se olvida!
Pasaron atropelladamente por su pensamiento todos los convencionalismos femeniles, los reparos tradicionales, que no olvida ninguna mujer ni aun en los momentos de mayor abandono.
En la recaída tiene a este hombre a su lado, que se afana por entretenerla, que la aconseja bien y lleva sus miramientos y delicadezas al extremo de olvidar, o de aparentar que olvida, que hay entre ambos un duelo galante convenido y aun comenzado.
Palabra del Dia
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