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Actualizado: 26 de junio de 2025
Ha de tener del perro el olfato, para oler con tiempo dónde está la fiera, y el ladrar a los pobres; y ha de saber dónde hace presa, y dónde quiere Dios que hinque el diente.
Juana la Larga, que era muy golosa y muy aficionada a que la obsequiasen, aceptó el presente con gratitud y complacencia; pero como no era larga solamente de cuerpo, sino que lo era también de previsión, y, si vale decirlo así, de olfato mental, al punto olió y caló la intenciones que don Paco traía y sobre las cuales había ya sospechado algo.
Pero bella siempre. Su olfato masculino sintió en la mansa tranquilidad de su mirada, en su cuello mórbido, y en todo lo indefinible que denuncia al hombre el amor ya gozado, que debía guardar velado para siempre, el recuerdo de la Lidia que conoció. Hablaron de cosas muy triviales, con perfecta discreción de personas maduras.
Y tú, ¡oh, el más noble y obediente escudero que tuvo espada en cinta, barbas en rostro y olfato en las narices!, no te desmaye ni descontente ver llevar ansí delante de tus ojos mesmos a la flor de la caballería andante; que presto, si al plasmador del mundo le place, te verás tan alto y tan sublimado que no te conozcas, y no saldrán defraudadas las promesas que te ha fecho tu buen señor.
El prurito y cosquilleo se observan en la nariz y en las narices; hay alguna irritacion en el interior, sequedad, romadizo, coriza y aun coriza fluente; sale de la nariz, por gotas un humor parecido al agua clara; estornudos frecuentes, y el olfato que en el coriza catarral está embotado, en el agárico está exaltado.
Pero aunque el traductor no hubiese prestado sus servicios científicos, el olfato sutil de aquellos pigmeos habría descubierto el contenido de los enormes cilindros, á pesar de que estaban herméticamente cerrados. Para su agudeza olfativa, el metal dejaba pasar olores casi irresistibles por lo intensos.
La cabeza de un alemán estaba en el fondo del charco. Llevaba varias horas de marcha, cuando se detuvo, creyendo reconocer una casa en ruinas. Era la taberna donde había almorzado días antes, al dirigirse á su castillo. Penetró entre los muros hollinados, y un enjambre de moscas pegajosas vino á zumbar en torno de su cara. Un hedor de grasa descompuesta por la muerte arañó su olfato.
El sentido infalible en los hombres como Barragán es el olfato... Al menos eso dicen todos los viajeros y naturalistas. Desde luego he pensado que ha sido una equivocación muy explicable en quien no ha frecuentado toda su vida más sociedad que la de los gauchos...
Todo se volvió ensalzar su valor y sus fuerzas y entregarse a mil gratos comentarios acerca de su próxima victoria: uno que se jactaba de tener buen olfato decía que algo había presumido al no verle los días anteriores en el colegio, otro aseguraba que si vencía la revolución el capellán D. Jerónimo lo iba a pasar muy mal porque había declarado la guerra sin motivo a D. León.
Un tenue olor de carne perfumada y enferma llegaba hasta Ojeda, pero tan leve, tan vagoroso, que no sabía ciertamente si era su olfato quien lo percibía o su imaginación. Y otra vez pensaba en el ambiente dormido de los antiguos muebles de secreto, que huelen a cartas de amor, polvo, ramilletes secos, cintas olvidadas y polillas. Por la noche había vuelto a hablar con ella largamente.
Palabra del Dia
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