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Actualizado: 20 de octubre de 2025
Lo reclamaba con todas sus fuerzas. Como avaro, era una especialidad. Tenía un armario forrado, donde guardaba sus riquezas, y una porción de baúles pequeños de latón, reforzados con barras de hierro. Alguna vez me permití bromear acerca de sus tesoros, y él me dijo con gran sigilo: Que no te oigan. No vayan a creer que tengo mucho dinero y quieran asesinarme.
Artículo 1.° Que todos cumplan los santos preceptos de Dios, de la Madre Iglesia y de sus mayores. Art. 2.° Que procuren no jurar, sino cuando se les exigiere en los Tribunales de Justicia, acordándose al hacerlo que si lo verificasen en falso, tendrán castigo en esta vida y en la otra. Art. 3.° Que oigan misa en los dias de domingo y fiestas de guardar.
En fin, será mi casa la academia del buen gusto, del ingenio, de la cortesía y de la inteligencia. Daré conciertos de música clásica. ISIDORA. Yo no sé si la he oído o no; pero puedo asegurar que me gusta. Te diré... ¿Hay una música en que no se oigan esos mil sonsonetes de ópera que conocemos por los organillos, las bandas militares y los cantantes de afición? Pues esa es mi música.
Ya se aplacarán los humos de esta buena gente dijo Santorcaz, apartando de sí escudilla y cuchara . Cuando se organicen bien los cuerpos de ejército y venga el Emperador en persona a dirigir la guerra, España no podrá menos de someterse; y esto, que es la pura verdad, lo digo aquí para entre los tres, de modo que no lo oigan nuestras camisas.
Hombre, eso es importantísimo dijo Malespina , aunque no me coge de nuevo, porque ya tenía noticias detalladas de este suceso. ¿Que los franceses se sublevan contra Bonaparte? dijo la Marquesa . Dios les habrá tocado el corazón. Pero oigan ustedes estotra noticia añadió el artillero : «Toledo, 4.
No se olviden decía a todos de parar el fuego en cuanto oigan la cuerna de Lagarmitte; pues, de lo contrario, se gastaría inútilmente la pólvora.
2 cuando se escogió tres mil de Israel; los dos mil estuvieron con Saúl en Micmas y en el monte de Bet-el, y los mil estuvieron con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió a todo el otro pueblo cada uno a sus tiendas. E hizo Saúl tocar trompeta por toda la tierra, diciendo: Oigan los hebreos.
»Por consiguiente, ya lo sabéis... No se puede trabajar los días festivos sin causa; que lo oigan bien esos que están a la puerta... ¡sin causa legítima!... Los que trabajen pecan mortalmente y están condenados, si no se limpian en el sagrado tribunal de la Penitencia, a las penas eternas del infierno.
No hace un mes que una madre argentina, alojada en una fonda de Chile, decía a uno de sus hijos que despertaba repitiendo en voz alta: «¡Vivan los federales! ¡Mueran los salvajes, asquerosos unitarios!»: «Cállate, hijo, no digas eso aquí, que no se usa; ya no digas más, ¡no sea que te oigan!»
Y así ni procuran que oigan misa, ni el que se confiesen, ni que ejerciten ningún acto de cristianos, pues saben que si los quieren obligar a ello se van a otra parte y los dejan; conque, por no privarse del servicio que les hacen, los dejan vivir como infieles.
Palabra del Dia
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