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Actualizado: 15 de julio de 2025
Consagrado á su ocupación, espera y espera hasta sin esperanza. Yo conocía un pescador á quien la desgracia le perseguía por todas partes. Jamás caía en su anzuelo una trucha ni una tenca; sus dolorosas experiencias negativas le hacían afirmar que la captura de un pez era cosa imposible y que todas las historias de pesca, prodigiosas ó no, eran invenciones novelescas.
Blanes hacía política regionalista con el entusiasmo de un burgués que se lanza en aventuras novelescas. Cinta no dijo una palabra para decidir á su esposo. Era hija de un marino y había aceptado ser la esposa de otro.
Debe usted comprender que mi hija en su posición no ha dejado de tener pretendientes... Hace dos ó tres años que estamos literalmente sitiadas... Pues bien, es menester acabar... Yo estoy enferma... Puedo morirme de un día á otro... Mi hija quedaría sin protección... Además, este es un matrimonio en que se reunen todas las conveniencias, que la sociedad aprobará ciertamente, y yo sería culpable si no consintiera en él... Se me acusa ya de inspirar á mi hija ideas novelescas... la verdad es que yo nada la inspiro.
Con él, sus días habrían sido tranquilos y serenos, y seguramente hubiera sido feliz... Pero a aquella dicha uniforme, a aquella calma de los sentidos, prefería las emociones fuertes, la vida del alma. Había llegado hasta a envidiar, casi, los sufrimientos de su hermana; y en sus ideas novelescas miraba el claustro como un asilo seguro donde podría ser desgraciada a su gusto.
Tenía igualmente derecho á «vivir su vida» al lado de un hombre que supiese embellecérsela con arreglo á sus altos merecimientos. Así fué soltando trozos de sus lecturas novelescas, y aunque la marquesa parecía tan enterada como él de tales argumentos, acabó por conmoverse y ablandarse bajo su elocuencia amorosa.
La hija del aire. Comedias mitológicas y otras caballerescas y novelescas de Calderón. La hija del aire. Puede clasificarse entre las comedias históricas y mitológicas.
Merced al raro privilegio que tiene su enfermedad no advierte el peligro: habla del porvenir, forja proyectos, traza planes, y su fantasía inventa las cosas más novelescas. »Jamás la he visto tan encantadora ni tan tierna y cariñosa para conmigo. Sólo me riñe porque no la ayudo a levantar castillos en el aire. »Hoy por la mañana me ha dado un susto muy grande.
Trataba de observar con más escrúpulo que nunca aquella especie de pudor que sienta tan bien á los verdaderos sentimientos; pues no ganaba nada: era sospechoso de poesía. Se me atribuían quimeras novelescas, para tener el placer de combatirlas, poníaseme en las manos no sé qué arpa ridícula, para proporcionarse la diversión de romperle las cuerdas.
Y vean ustedes cómo, por medio de ficciones novelescas y de caprichosos artificios, hemos venido insensiblemente á saber cuál es, sobre poco más ó menos, la existencia de todas las señoras y señoritas de una de esas ciudades..... La casa, la familia, la iglesia, y alguna vez el campo: he aquí su universo.
En Junio del citado año de 1635 doña Catalina de Erauso vestida con su traje militar, paseó las calles de la capital de Andalucía, excitando la curiosidad de todo el pueblo, y siendo recibida en las casas más principales, donde suspendía á cuantos la escuchaban con el relato de sus novelescas aventuras.
Palabra del Dia
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