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Actualizado: 5 de junio de 2025


Y acometí la empresa en la fecha convenida, un día de los últimos de octubre, frío y nebuloso en las alturas de la romana «Juliobriga». En la clásica villa inmediata, termino de mi jornada primera, y única posible en ferrocarril, hice un alto de media hora escasa: lo puramente indispensable para desentumecer los miembros y confortar el estómago; porque no había tiempo que perder, según dictamen del espolique que me aguardaba en aquel punto desde la víspera con dos caballejos de la tierra, espelurciados y chaparretes, uno para conducirme a y otro para cargar con mis equipajes.

Independientemente de esta aureola vaporosa, el núcleo del astro se presenta acompañado la mayor parte de las veces por una prolongación cuya longitud varía de un cometa á otro y aun tratándose del mismo cometa: esta prolongación luminosa, este apéndice nebuloso es lo que se denomina cola del cometa.

En este pequeño espacio de cielo libre, mostraba a la luz del alba los tres arcos ojivales de su fachada principal y la torre de las campanas, de enorme robustez y salientes aristas, rematada por la montera del «alcuzón», especie de tiara negra con tres coronas, que se perdía en el crepúsculo invernal nebuloso y plomizo.

Estoy pintando un ramo y el que hice ayer se ha marchitado ya. Antonia dejó el piano al oír esto y cruzando con ella una mirada de inteligencia repuso: Magdalena, no debes salir al aire libre y exponer tu salud con el tiempo frío y nebuloso que está haciendo. Ya iré yo. ¡Verás qué ramo tan precioso voy a traerte!

Con este pretendiente, que es un vanidoso cerebral, se debe emplear un «no» oscuro, nebuloso, para aumentar el mar de sus propias confusiones. Detesto los noveleros, los hombres que carecen de naturalidad. Son, además, peligrosos, porque siempre andan a caza de complejidades sentimentales.

Era una pieza estrecha y larga, que aún parecía más grande por lo denso de la atmósfera y la escasez de luz. En el fondo estaba el hogar, en el que ardía una lumbre de boñiga seca, despidiendo un olor infecto. Un candil marcaba su llama como una lágrima roja y titilante en este ambiente nebuloso. El resto de la pieza, completamente a oscuras, tenía en sus tinieblas palpitaciones de vida.

nunca renegaste la esperanza Y á su manto te asiste con afan: Ella fué tu constante lazarillo En medio de la densa oscuridad, Y siguiendo su huella luminosa Decias: «Yo te veo ¡oh libertad! «Fija en el horizonte nebuloso «Como el astro del polo en alta mar: «Te veo por el orbe peregrina «Vestida con el rústico sayal, «Pero el báculo fiel de la esperanza «Me indica que vas á descansar «En las hermosas playas de mi patria, «Mas hermosas el dia que entre palmas «Te reciban con cántico triunfalSi, poeta, algun dia nuestra patria Los himnos de la union entonará Y entonces en la plaza y la tribuna De un gran pueblo la voz se escuchará, Y sus nobles instintos dirigidos Nos darán la comun felicidad; Porque libre, pacífico y virtuoso Residirá su fuerza en la moral.

Bajo una masa de cabellos griscastaños aparecía su arrugada frente y un par de ojos azules hundidos, uno de los cuales contemplaba el mundo con especulativo asombro, mientras el otro era opaco, nebuloso y sin vista. Sus extrañas cejas venían a juntarse sobre su nariz algo carnosa, y su barba y bigote tenían ya un color gris.

Entonces, como las imágenes que descubre con pena el nebuloso amanecer, una forma humana, inclinada sobre el libro, fuese perfilando prodigiosamente. Era un hombre en pie, de espaldas, inmóvil. Primero diseñose la larga cabellera, en seguida el capisayo con martas que le llegaba hasta más abajo de las rodillas, luego el brazo derecho y por fin la mano sobre la página.

Con frecuencia disfruté allí la melancolía de la noche, ya me paseara por los obscuros arenales, ya desde lo alto de la población que corona la roca me entretuviera viendo esconderse el rey de los astros detrás del horizonte un tanto nebuloso.

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