Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de julio de 2025


¡Nada de niñerías, capitán!... Conmigo es inútil... Pierde usted el tiempo. Y no dijo más. Su tiesura y su mutismo en el resto del paseo dieron á entender al marino la magnitud de su equivocación. En vano quiso mantenerse al lado de la viuda: ella maniobraba de modo que la doctora venía á interponerse entre los dos.

Además, la fortuna favoreció a los enamorados, porque los electores de don Luis, acostumbrados a su largo mutismo, le dispararon una nube de telegramas de felicitación, tras del telégrafo usaron del correo y, como fue preciso contestar a tanta enhorabuena, el senador determinó emplear a Pepe como escribiente.

Por detrás del muro verde se oye un chorro de agua. El señor Colignon se sienta al lado de Belarmino y le toma afectuosamente las manos. El francés, sin desasir las manos del amigo, habla, con su acostumbrada profusión. Belarmino escucha, con su mutismo acostumbrado y sonriente.

Toda la locuacidad de Bertita, era mutismo en el señor D. Paco, quien se limitaba á aprobar con monosílabos los largos períodos que salían de la fresca y sonrosada boca de su esposa.

Su amiga se conformaba con sonreír o mirarla de soslayo, distraída, porque aquel mutismo de Charito, sin preocuparla, le permitía abandonarse a la encantada dulzura de sus propios pensamientos. Al fin Charito no pudo contenerse: ¿Ves lo que gano por ser contigo demasiado buena? Le han traído el cuento a mamá de que yo me doy cita con muchachos en el Museo. ¿Te imaginas? Todo un lío por causa tuya.

Y bien dijo ansiosamente la madre; habla, me das miedo. Ante aquella palidez, ante aquel mutismo, ante la desesperación de aquella pobre mirada, ¿tuvo la anciana la vaga presciencia de la verdad y remordimientos por su imprudencia?

¡Pobre señó Fermín! decían las gentes al verle. No es ni su sombra. Había caído en un mutismo cercano a la imbecilidad. Permanecía horas enteras inmóvil, con la cabeza abatida, como si le abrumasen los recuerdos.

Después de María Jesús, que solía llegar la primera, venían a la casa otras chicas y chicos de la misma edad. Entonces yo me sumía en el mutismo; ¿para qué hablar, si por cada palabra mía ellos soltaban diez o doce?

Cada uno se echó bajo un algodonero, acompañando con su jadeo los golpes sordos de la azada. Entretanto el calor crecía. En el paisaje silencioso y encegueciente de sol, el aire vibraba a todos lados, dañando la vista. La tierra removida exhalaba vaho de horno, que los peones soportaban sobre la cabeza, rodeada hasta los hombros por el flotante pañuelo, con el mutismo de sus trabajos de chacra.

Sentían impetuosamente las necesidades primarias de la vida animal: el hambre y el amor; sufrían rabiosamente la crueldad de enfermedades y dolores; se batían entre ellos á muerte por la comida ó por la hembra; pero todo esto en absoluto mutismo, sin los aullidos de triunfo ó de agonía con que acompañan los animales terrestres iguales manifestaciones de su existencia.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando