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Actualizado: 16 de junio de 2025


Curioso sería saber de dónde ha tomado Coleridge la noticia en sus notas al Don Juan, de Byron, de que la más antigua forma dramática de la tradición de El Convidado de piedra es una comedia religiosa, llamada El ateista fulminado, acomodada después al teatro mundano por Tirso de Molina. No he descubierto rastro alguno de la existencia de semejante composición.

Como no siempre se tuvo presente este fin exclusivo, tomó poco á poco tan piadoso espectáculo cierto colorido mundano; la Iglesia aflojó algún tanto en sus rigores, y aun llegó á proteger los que con el nombre de misterios, con que lo distinguen diversas decretales y cánones de concilios, ocuparon el mismo rango que otras solemnidades del culto.

No llegaba yo con mis preocupaciones de hombre mundano hasta el extremo de creer que no pudiera llevarse con resignación la vida desconociendo totalmente la magia del gran escenario de mis preferencias, porque tenía en contra de este absurdo el ejemplo de Mari Pepa y el de su amiga de Robacío, que eran el colmo de la felicidad dentro de ese mismo desconocimiento absoluto, sin contar las rudas y sedentarias labradoras que no sabían lo que era una pesadumbre.

Cuando Pepita se vio sola, su bulliciosa alegría se disipó, y su rostro tomó una expresión grave y pensativa. Pepita pensó dos cosas igualmente serias: una de interés mundano, otra de más elevado interés. Lo primero en que pensó fue en que su conducta de aquella noche, pasada la embriaguez del amor, pudiera perjudicarle en el concepto de D. Luis.

Y después, cuando el despejo de su cerebro le hacía dueño de todas sus triquiñuelas de hombre leído y mundano, no volvió a salir de sus labios ni un solo vocablo soez, ni una sola espontaneidad de aquellas que existían dentro de él, como existen los trapos de colorines en algún rincón de la casa del que ha sido cómico, aunque sólo lo haya sido de afición.

¿Vas a ese baile, Magdalena? me preguntó Petra. Magdalena no sale más que en la intimidad respondió la abuela. Una huérfana no está en su lugar en reuniones muy numerosas. Pero es un baile blanco observó la de Brenay. , lo ; pero es todavía demasiado mundano para Magdalena. ¿Y usted ha aceptado? preguntó la abuela a la de Brenay.

Había bastante gente, todo cuanto una pequeña ciudad como Ormessón podía reunir de mundano, rico y elegante. Oliverio siguió andando siempre de prisa, distraída la mirada, tan absorbido y excitado por secreta impaciencia que se olvidaba de que me tenía a su lado.

Y esto es verdad, mi buen lector mundano, Porque él, con catapultas de cañizo, Con frecuencia deshizo El rico armón de mi cañón prusiano. ¡Del arte militar, el horizonte Que ve un Napoleón o un Jenofonte...!

Sacó una botella de coñac viejo y otra de bon vino, de un maletín de piel de cerdo, elegante prenda de mundano antes que de clérigo. Se sentó a comer. Cuanto más le miraba, menos me parecía un cura y más un hombre de mundo. Por obra del acaso dijo, a tiempo que comía despacio , me ha sorprendido usted en mi intimidad de hombre. Si hace unos momentos, al hallarle a usted....

Porque lo que el capellán decía en el púlpito era que debemos hacer todo lo posible para salvarnos, que seamos buenos y que no pequemos; también decía que se debe amar a Dios sobre todas las cosas y que Dios es hermosismo en y tal como el alma le ve; pero a ella se le figuraba que por bajo de esto quedaba libre el corazón para el amor mundano, que este entra por los ojos o por la simpatía, y no tiene nada que ver con que la persona querida se parezca o no se parezca a los santos.

Palabra del Dia

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