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Actualizado: 13 de junio de 2025
Quitó los rayos de la faz divina, Mostróse en calzas y en jubon vistoso, Porque dar gusto á todos determina. Seguiale detras un numeroso Esquadron de doncellas bailadoras, Aunque pequeñas, de ademan brioso. Supe poco despues, que estas señoras, Sanas las mas, las menos mal paradas. Las del tiempo y del sol eran las horas.
Mostrose con García amable y cordial, de tal modo que el pobre opositor a cátedras al poco rato hubiera andado de cabeza por ella. Arrimaron las butacas al balcón abierto y fumaron un cigarro. García, que estaba haciendo oposiciones a una cátedra de Retórica en Pontevedra, les enteró del curso de ellas a conciencia, con toda exactitud.
LUCY. ¡Va usted a ver...! ¡Es un cuento de hadas...! ¡Figúrese lo sorprendida que me quedaría...! El mostróse muy chic y no me propuso nada vergonzoso.
Al fin, enojado consigo mismo, levantó los hombros con ademán desdeñoso, arrojó violentamente la punta del cigarro y tomó la capa. Pero cuando se disponía á salir oyó abajo las voces del señor Rafael y Pepe de Chiclana: «Ya están esos ahí» se dijo. Y volvió á colgar la capa en la percha y bajó á la tienda. Mostróse á los amigos más alegre y jovial que de costumbre y estuvo locuaz en demasía.
Alegróse mi amo viendo que la cosecha iba de guilla, y mostróse aquel día chacorrero en demasía. Lo primero en que comenzaba la fiesta era en los saltos que yo daba por un aro de cedazo, que parecía de cuba; conjurábame por las ordinarias preguntas, y cuando él bajaba una varilla de membrillo que en la mano tenía, era señal del salto; y cuando la tenía alta, de que me estuviese quedo.
Era un Miura castaño, chorreao, listón, fino y de hermosa lámina, largo y levantado de cuerna. Mostrose voluntario y noble en las varas, aguantando seis puyazos de los picadores de tanda. Pero al llegar a los palos comenzó a defenderse.
Hacía más de quince días que su adorada no parecía por el entresuelito del Caballero de Gracia. A la una ya estaba aguardándola. Y en cuanto la columbró de lejos, corrió a abrirla con la misma emoción que si fuese una reina y con mucha mayor ternura. Mostróse ella reconocida, afectuosa; recibió con agrado sus vivas y apasionadas caricias.
Nuestro joven, tocado de la común alegría, alborotó y enredó más que ninguno; bailó con Rosa el fandango, lo cual hizo reír no poco, pues echaba las piernas al aire de modo harto original. Rosa experimentó también la embriaguez del bullicio y mostrose en su verdadero ser, risueña, graciosa, picaresca.
Volvióse él rápidamente, y con forzada jovialidad contestó: ¿Que no como?... ¡Vaya si como!... ¡Mira!... Y bebióse de un trago, sin resollar siquiera, un vaso lleno de vino hasta los bordes; mostróse desde entonces alegre, hablador y chancero, y levantándose de repente, comenzó a dar vueltas de un lado a otro, como si buscase algo.
A pesar de su carácter rígido, mostrose ofendido por esta falta de esperanza en la regeneración del Barrabás, y eso que él era el primero en desconfiar de su enmienda. Isidro casi olvidó a su hermano. Otras preocupaciones dominaban su pensamiento. Quería salir de su mísera situación antes que se agotase el dinero del libro del marqués de Jiménez, administrado por Feli con escrupulosa economía.
Palabra del Dia
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