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Actualizado: 29 de junio de 2025
Toma precauciones, Jacobo. Te odia mortalmente. Suceda de mí lo que quiera, poco importa. Pero tú tienes que tomar un desquite público y brillante. No te comprometas por una imprudencia. Jacobo respondió gravemente: Mi vida ha terminado, Lea, y mi rehabilitación así como el castigo de Sorege, serán los últimos actos de hombre que realizaré. He visto el mundo y le he juzgado.
Ahora presentaba un mancebito que volvía de la lucha callejera a su casa, herido mortalmente, y consternando a su familia del modo que cualquiera puede figurarse.
El Canelo se detuvo en su carrera y cayó herido mortalmente. El conde soltó una carcajada y dijo alargando la escopeta á miss Florencia: «Veo que aún no he perdido enteramente la puntería». Todos los circunstantes quedaron atónitos. Pedro se puso blanco como el papel; después le subió una ola de sangre á la cara y pasó un relámpago de ira por sus ojos.
Los dueños de los gallos se retiran á otra señal, y los combatientes se contemplan con las plumas erizadas, mueven la cabeza y se arrojan uno sobre otro, continuando la riña hasta que uno de ellos cae mortalmente herido.
Cuenta Don Félix que en Granada ha herido mortalmente á un caballero en desafío, y que, después, accediendo á las súplicas de sus parientes, y por huir de la justicia, se ha venido á Madrid; ya en la corte, ha visto una joven encantadora, que corresponde benévola á sus pretensiones amorosas, y cuya posesión ha de hacerlo feliz.
Generalmente a la abuela le gusta recibir sola, y no me llama más que cuando viene con su madre alguna de mis amigas. Dice, como razón de ese ostracismo, que sus recepciones serían mortalmente fastidiosas para una cabeza como la mía, siendo así que el elemento ligero falta en ellas por completo. Es poco halagüeño para mí... Las íntimas de la abuela son personas de edad madura.
Belarmino, como si le hubieran aplicado una corriente eléctrica, saltó sobre el asiento. Palideció mortalmente. En torno a los ojos se le abrió ancho y profundo foso de sombra; las pupilas se le desvariaron, abrasadas y resplandecientes. Proseguía la voz, en un curso homogéneo, estridente, seguro, inexorable.
El engreimiento y la soberbia se han apoderado de mí y me han hecho pecar acaso mortalmente. ¿Y cómo es eso? interrumpió doña Inés, sorprendida y sobresaltada. Te diré la verdad contestó Juanita . Yo no he querido huir del peligro, sino buscarlo y arrostrarlo para triunfar de él. No he querido siquiera considerarlo peligro y lo he despreciado.
Una de sus amigas ha dado una cita secreta en el aposento de Doña Flor al joven Enrico, sobrino del Duque; encuéntrase este último allí, cuando entra también Clotaldo, que ha sobornado á una doncella; surge de aquí una riña entre ambos caballeros, y Enrico, herido mortalmente, cae en tierra, y Clotaldo se escapa enmascarado y sin ser de nadie conocido.
Desde este momento, perseguido por la idea de la inevitable ruina de la nacion que á costa de su sangre y de casi toda su fortuna habia logrado sacar de la nada, herido mortalmente en su tierna y constante afeccion hácia su adorada patria, el 17 de Diciembre, á la una de la tarde y los 47 años de edad, espiró en la quinta de San Pedro, situada á corta distancia de Santa Marta, dirigiendo la expresion de su último sacrificio á los pueblos de Colombia en estos memorables palabra: Si mi muerte contribuye á que cesen los partidos y la union se consolide, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Palabra del Dia
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