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Actualizado: 18 de julio de 2025


Francamente, yo no lo sabía, ni lo aún. Cuando recorrimos el campo francés, pudimos observar la terrible situación de nuestros enemigos. Los carros de heridos ocupaban una extensión inmensa, y para sepultar sus tres mil muertos, habían abierto profundas zanjas, donde los iban arrojando en montón, cubriéndoles luego con la mortaja común de la tierra.

Porque habéis de saber que le servirá de mortaja lo mismo que se ha dado en llamar su gloria, para ser enterrado bajo las ruinas de diversas naciones y de montones de cadáveres sacrificados a su ambición desmedida, a su crueldad sin límites. Empieza a renacer el reinado de San Luis con la ayuda y bajo la protección divina.

«La mortaja de fina holanda la bordaron las señoras Micaelas, y es regalo de doña Bárbara. Escultura soberbia... y es de movimiento, porque le clavamos en la cruz o le descendemos según conviene». Y como el caballero no le dijese nada, Plácido se alejó rezando entre dientes.

Benita la Costurera dobla la mortaja y espabila los cirios con las tijeras que lleva pendientes de la cintura, y se balancean al extremo de una cinta azul que llaman hospiciana. DO

Utilizando el influjo que indudablemente había alcanzado yo en esta prueba sobre el ánimo de Tanasia, sentí como esperanzas de arrancarla el secreto de su corazón a poco que me empeñara en ello; pero estaba el mío vivamente interesado en otro asunto muy diferente, y me pareció el empeño hasta una profanación. ¿Qué importaban ya las preferencias amorosas de la hija del Topero, cuando Chisco y Pepazos, con todos los que habían subido a la montaña con el primero en busca del segundo, podían no ser más, a aquellas horas, que un montón de rígidos cadáveres mal envueltos en la mortaja de la nieve?

En seguida el verdugo, que era un negro esclavo del infeliz corregidor, le arrancó el uniforme en señal de degradación, le vistió una mortaja y le puso la soga al cuello.

Muy pùblico en la costa se decia, Que al tiempo que murió aqueste prelado La pieza y aposento mucho olia, Y el sepulcro fuera sepultado. Aquel que en la mortaja le envolvia, Conjuramento lo ha testificado, Y así lo dicen hoy los lusitanos, Que muerto, bien le olian pies y manos.

Cervantes dió por tan sabida la costumbre que hablando en El celoso extremeño de la resolución de aquel hidalgo falto de dinero y aun con no muchos amigos que se acogió al remedio de pasarse á las Indias, refiere cómo habiéndose acomodado con el Almirante aderezó su mortaja de esparto y se embarcó en Cádiz.

Os enterraron en el matrimonio, poniéndoos por mortaja al conde de Lemos. ¿Cómo queréis que no me alegre, cuando os desamortajan y os desentierran? ¿Cómo queréis que no exclame? Conde que te has condenado, porque pecar no has sabido: bien casado, mal marido, ¡guárdete Dios, desterrado! ¡Sois terrible! exclamó riendo la condesa.

Habla, y los ciegos ven, los sordos oyen, la lengua de los mudos se desata, los paralíticos andan, las enfermedades mas rebeldes desaparecen de repente, los que acaban de espirar vuelven á la vida, los que son llevados al sepulcro se levantan del ataud, los que enterrados de algunos dias despiden ya mal olor, se alzan envueltos en su mortaja, y salen de la tumba, obedientes á la voz que les ha mandado salir á fuera.

Palabra del Dia

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