Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de mayo de 2025


Y el de las pelotillas lo aprobaba todo, contento con salir de la advertencia sin cañazo, cuando otro grandullón que estaba á su lado en el banco y debía guardar antiguos resentimientos, al verle de pie y con las posaderas libres, le aplicó en ellas un pellizco traidor. ¡Ay! ¡ay!... Siñor maestro gritó el muchacho , «Morros d'aca» me pellisca. ¡Qué explosión de cólera la de don Joaquín!

Su traje de campo estaba sucio de polvo; lo llevaba con descuido, como si olvidase aquella arrogancia que le hacía ser considerado como el más elegante y majo de los jinetes rústicos. ¿Pero estás enfermo, Rafael? ¿Qué te pasa? exclamó Montenegro. Penas dijo lacónicamente el aperador. El domingo pasado no te vi en Marchamalo; y el otro tampoco. ¿Es que estás de morros con mi hermana?...

Y satisfecha de este caritativo deseo, se removió en el asiento, enderezó la sombrilla, y quedó inmóvil, con los morros apretados, fingiendo no ver ni oír al Ingeniero y sus parientes. El chamarilero, sentado en el sillón, aconsejaba a su sobrino dónde debía hacer las compras. La tienda de la Ribera de Curtidores era ahora de sus hijos; se la había traspasado para quedar en completa libertad.

Estuvo la señora de morros toda la noche, y Fortunata de más morros todavía, sintiendo que se apoderaba de su alma la aversión a toda aquella familia. No les podía ver. Eran sus carceleros, sus enemigos, sus espías. A cualquier parte de la casa que fuese, seguíala doña Lupe. Se sentía vigilada, y el rechinar de las zapatillas de su tía le causaba violentísima ira.

Diose el gustazo de ponerles ante los morros los duros que se les debían, hizo más provisiones, fue a la calle de la Ruda, y con su cesta bien repleta de víveres y el corazón de esperanzas, pensando verse libre de la vergüenza de pedir limosna, al menos por un par de días, volvió a su casa.

Pasé el camino de Toledo a Sevilla prósperamente, porque como yo tenía ya mis principios de fullero y llevaba dados cargados con nueva pasta de mayor y de menor, y tenía la mano derecha encubridora de un lado -pues preñada de cuatro paría tres-, llevaba gran provisión de cartones de lo ancho y de lo largo para hacer garrotes de morros y ballestilla, y así, no se me escapaba dinero.

Esa chica tendrá mal fin. ¡Y qué humos, bendito Dios, qué pretensiones! ¡Y qué morros nos pone a veces, después que la estamos manteniendo! Hay que echarle memoriales algunos días para poderle hablar. Es una huérfana. ¿Crees que el Canónigo la desamparará? No, yo no lo creo. Fíate del Canónigo y no corras.

Los dos dientes centrales superiores eran enormes, y se le veían siempre, porque ni cuando estaba de morros cerraba completamente la boca. Oída la conminación que le hizo Maximiliano, Papitos se desvergonzó más. Ella las gastaba así. Cuanto más la amenazaban más pesadita se ponía.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando