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Actualizado: 24 de octubre de 2025
El vecindario vió escuadrones de spahis, de teatrales uniformes, montados en sus caballitos nerviosos y ligeros; tiradores marroquíes con turbantes amarillos; tiradores senegaleses de cara negra y gorro rojo; artilleros coloniales; cazadores de África.
La buena calidad del algodón peruano se debe a las peculiaridades del suelo y del clima de esta estrecha zona del litoral. Cada planta da cinco cosechas, siendo la tercera la más abundante. En los bien montados telares de Lima, Arequipa e Ica se fabrican artículos de algodón.
Campon, cual muro de bronce El choque espera sereno, Y á sus valientes soldados Manda hacer continuo fuego, Y cuando balas no tuvo Dijo la espada blandiendo: «La carabina á la espalda «Sable en mano, coraceros!» Santander con su Escuadron Se lanza en el entrevero; Cuadra, ¡A la carga! ¡á la carga! Repite con voz de trueno: Sigue Blanco con sus bravos Montados en moros negros.
Su fantasía de meridionales, siempre dispuesta a lo inesperado y maravilloso, les había hecho creer en la aparición de Salvatierra y otros revolucionarios célebres, todos montados en briosos corceles, como caudillos arrogantes e invencibles, seguidos de un gran ejército que surgía milagrosamente de la tierra. ¡Asunto de acompañar a estos auxiliares poderosos en su entrada en Jerez, reservándose la fácil tarea de matar a los vencidos y adjudicarse sus riquezas!
Detrás cerraban la marcha tres mil cenetes montados en caballos negros, y tres mil bereberes cabalgando en caballos blancos.
La carabana de ciudadanos de la Gran Bretaña se componia de diez ó doce individuos. Bajaban de las altas montañas, á donde habian ido á hacer una excursion, y venían á paso lento, caballeros en enormes y pacientes mulas, montados en sillas del país bastante rústicas y de notables dimensiones.
Los menudos pies, montados en altos tacones, vacilaban doloridos cada vez que descendían de la acera al arroyo empedrado con guijarros desiguales. Por esto se apoyaba con fuerza en Ojeda, haciéndole sentir del hombro a la rodilla el adorable y firme contacto de su cuerpo. Volverás, Fernando murmuraba . Se lo he pedido... a quién tú sabes, y así será.
Le escuchó el gaucho andino con rostro impasible, como si no le comprendiese. Nada de palabras inútiles continuó el estanciero . Si lo que queréis es plata, hablemos, y puede que nos entendamos. Piola permaneció silencioso. Mientras tanto, obedeciendo tal vez á una seña de él, los dos hombres montados se alejaron, examinando el horizonte.
Detrás de los tres individuos que, montados en fuertes caballejos, parecían jefes de la partida, venía maniatado a la espalda un hombre, como de treinta años, de barba negra, muy moreno, con un pañuelo liado a la cabeza y mal arropado con un capote pardo de los que usa el personal subalterno de ferrocarriles. Era un telegrafista de la estación cercana. Es uno del tren. ¡No chistes!
Todos iban montados en sus mejores caballos, á los que llamaban «fletes», para tomar parte en las carreras.
Palabra del Dia
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