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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Los monstruosos resultados de esta falta de conjunto y de armonía, mejor dicho aun de esta falta de subordinacion á la suprema idea del arquitecto, se advierten en las reedificaciones de las mas célebres catedrales de la cristiandad .
Y la pobre señora quedaba aturdida por el relato que le iba haciendo de las fuerzas enormes de Alemania, con toda su autoridad de esposa de un gran patriota germánico y madre de un profesor casi célebre. Los millones de hombres surgían á raudales de su boca; luego desfilaban los cañones á millares, los morteros monstruosos, enormes como torres.
Sus catarros conmovían el silencio del templo; se agrandaban con el eco de las naves, como si en la sombra ladraran perros monstruosos. No sé los años que arrastro esta carraspera decía el viejo . Es un regalo de la catedral. Los médicos me dicen que abandone este empleo; pero lo que yo contestó: ¿quién me mantiene? Usted, compañero, ha entrado en la buena época.
Próximos a estos caprichos galantes y afeminados, los raros productos del arte asiático proyectaban sus siluetas extrañas y deformes, semejantes a ídolos de un bárbaro culto; por los panzudos tibores, cubiertos de una vegetación de hojas amarillas y flores moradas o color de fuego, cruzaban bandadas de pajarracos estrafalarios, o serpenteaban monstruosos reptiles; del fondo obscuro de los vasos tabicados surgían escenas fantásticas, ríos verdes corriendo sobre un lecho de ocre, kioscos de laca purpúrea con campanillas de oro, mandarines de hopalanda recta y charra, bigotes lacios y péndulos, ojos oblicuos y cabeza de calabacín.
Gabriel creía estar a campo raso en una noche obscura, únicamente al ir de un lado a otro, con la linterna por delante, surgían de la sombra los contornos de la catedral, más grandes, más monstruosos. Las pilastras le salían al encuentro, agrandándose, subiendo hasta las bóvedas a impulsos del resplandor de la linterna. Los cuadros del embaldosado parecían danzar a cada movimiento de luz.
Las flores no tenían en el jardín de Elorza los monstruosos privilegios que suelen gozar en los flamantes parques modernos, sino que se habían establecido en un pie de igualdad con las modestas cuanto suculentas legumbres.
Existía la locomotora y hubo que fabricar miles y miles, abriéndola caminos por todo el planeta. La máquina industrial no podía caber en los pequeños talleres de familia, y fue preciso construir monstruosos edificios, más grandes que las catedrales y los templos del paganismo.
Luis de León, Herrera.... Déjate de los románticos; son intemperantes y monstruosos.... ¿Qué ha dicho Víctor Hugo que no esté superado por los poetas latinos? ¿En qué han sobrepujado él y tu Zorrilla, tu gran Zorrilla, a Lope y a Calderón? Vamos, muchacho, ¿quieres tener buen gusto? Pues deja de la mano esos mamarrachos.
Otras veces, el fuego blanco de sus ojos monstruosos resbalaba sobre muros de hielo que se perdían en las altas tinieblas, y los pingüinos, las focas y los osos polares interrumpían su sueño, asustados por este monstruo luminoso y jadeante que partía como un relámpago el misterio de la noche.
Es aquello todavía la costa normanda, pero es el mar bretón, ese mar inolvidable, «cautivador de almas» según la justa expresión de un poeta ignorado, mar acariciador y terrible, dulce y suave como el terciopelo, claro y transparente como el cristal o rugiente y amenazador, erizado de picos monstruosos y de insondables cráteres. ¡Qué hermoso es esto, madre, qué hermoso!
Palabra del Dia
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