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Actualizado: 2 de julio de 2025
Tanto hizo Alejandro, que Graciana, después de bailar con él la última galopa con un ímpetu y un entusiasmo indescriptibles, consintió en ir a cenar, no por cierto unas ostras con Sauterne, sino unas suculentas costillas de chancho, apoyadas por una copiosa taza de café con leche, con pan y manteca, que sirvieron para corregir la vacuidad incómoda, que todos los estómagos, ya sean plebeyos o aristocráticos, sienten a las tres de la mañana después de una noche de baile.
Las flores no tenían en el jardín de Elorza los monstruosos privilegios que suelen gozar en los flamantes parques modernos, sino que se habían establecido en un pie de igualdad con las modestas cuanto suculentas legumbres.
Suponen cada uno de ellos que, si se hubiera seguido el que él traza, ya gozaríamos de la paz en esta Nochebuena, y así nosotros en la Península, como nuestro valiente ejército en Cuba, la celebraríamos regocijadamente, después de haber oído la Misa del Gallo, con suculentas cenas, en que consumiríamos multitud de pavos, que desde su patria de origen, y no menor, multitud de jamones, que desde Chicago y desde otros lugares de la Unión, donde abundan los cerdos, nos enviarían de presente Cullon, Morgan, Sherman y algunos senadores más.
No come hoy, porque está algo delicado del estómago respondió Fidel . ¿No vió usted el color arrebatado que tiene? Será pirosis entró a decir don Celedonio .Todo el clero y las órdenes regulares padecen de pirosis, a causa del abuso de las comidas suculentas y de las bebidas alcohólicas. Calle usted, herejote amonestó doña Emerenciana, amenazando con el abanico.
Sin quitarse el mantón, entró en el comedor y abrió, con la llave más gruesa de su llavero, el cajón bajo del aparador: había hasta tres pares de cubiertos de plata, envueltos en papeles de seda y en retazos de franela muy limpia: eran los últimos restos del antiguo esplendor de los Vargas, cuchillos y tenedores que, más de un bien cebado prior había manejado, en las comidas suculentas y frailunas del místico don Aquiles.
Palabra del Dia
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