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Actualizado: 10 de julio de 2025
Tirso de Molina, en un romance que insertó en sus Cigarrales de Toledo: «Según arenas criáis y estáis ya caduco y viejo, moriréis de mal de orina, como no os remedie el cielo. Como Alcalá y Salamanca, tenéis, y no sois colegio, vacaciones en verano y curso sólo en invierno.»
Pasé aquel día en un estado de fuerte excitación, ideando mil monstruosidades y majaderías. Por la noche, al llegar las once, a sabiendas de que Gloria no podía estar en la reja, las piernas me llevaron a la calle de Argote de Molina.
Preocupados solo de su salvación, el deán y Molina no se habían mirado en el camino, pero al detenerse cerca del Santo se contemplaron mutuamente exclamando de mala manera al mismo tiempo: ¿Usted por aquí? Encontrarse y comenzar a reñir, todo fue uno.
Su madre, que lloraba en silencio, la reconvino en voz baja, casi suplicante. Entonces se alzó la voz grave del señor Molina. Está demás llorar ahora, dijo lacónicamente. Había venido con sus hijas. Como la noche antes oyeran dialogar a su padre sobre la desgracia del inesperado casamiento, más que nunca les hacía Adriana la impresión de una rara.
Insistió, sobre todo, en que se marchara Muñoz. El señor Molina dispuso que nadie la contrariara. Ahora miraba a su sobrina con otros ojos, intimidado por ella y por el enigma de su actitud. Adriana se echó vestida en la cama y durmió durante varias horas. Cuando quisieron despertarla no se movió. Parecía el suyo un sueño de muerte.
De los cuatro cíclopes, el primero es el Judaísmo, el segundo el Desprecio de Dios, el tercero el Engaño ó Judas Iscariote, y el cuarto la Ley natural. Tirso de Molina . Su Apología de la Comedia Española. Sus obras dramáticas en general.
Así aquel supuesto conde italiano de Tirso de Molina, en el acto II de La Huerta de Juan Fernández: TOMÁS. De Génova me sacó la capitana o sargenta.... Desembarqué en Vino-arroz....
Para vivir tranquilos y sustentarse en una época de incultura, los poetas buscaban la sombra de la Iglesia y se cubrían con sus hábitos. Lope de Vega, Calderón, Moreto, Tirso de Molina, Mira de Amescua, Tárrega, Argensola, Góngora, Rioja y otros, eran sacerdotes, muchos de ellos después de una vida borrascosa.
Ambrosio de Morales en los cinco libros «postreros de la Crónica general de España» (Córdoba 1586) pone antes de unos versos de Argote de Molina, en favorable recomendación de su obra, estas palabras: «ELOGIO DEL MUY ILUSTRE SE
Ello fue que después de estudiar mucho y pensar más, Molina resolvió pintar cuatro figuras colosales, sobre todo grandiosas, que simbolizaran aspiraciones, ideas y sentimientos armónicos con la naturaleza e índole del monumento.
Palabra del Dia
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