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Actualizado: 26 de mayo de 2025
No era aburrimiento lo que tenía Miranda: era su mal del hígado, furiosamente exacerbado con el despecho de la ridícula aventura que cortó el viaje de novios.
Los restantes viajeros se desparramaran ya por el andén a fin de coger sitio en el expreso, que acababa de llegar y detenerse, vibrante aún de su rápida marcha, en la estación. Vamos advirtió Miranda , vamos, que el tren va a salir.... No sé si hallaremos un departamento desocupado. Emprendieron su peregrinación, recorriendo la línea de vagones, en busca del departamento vacío.
Pierda usted cuidado decía bajito Miranda a Pilar . Conquistaremos a ese hermano fiero, e irá usted una noche al Casino: ¡no faltaba otra cosa! ¿Se había usted de marchar de Vichy sin ver el teatro, y sin asistir al concierto? Eso sería inaudito. ¡Ay, Miranda! usted es mi ángel salvador.
Miranda formó entonces el plan de estrechar á Monteverde: al intento, despues de haberse asegurado de la custodia de Puerto-Cabello, poniendo en esta plaza un oficial de toda confianza asi por su aptitud como por su valor y decision hácia la santa causa de la independencia, cubrió el punto de los Guayos con un fuerte destacamento que á los pocos dias, mientras él avanzaba en la línea de las operaciones proyectadas, fué batido y desbaratado el 8 de Mayo por la deslealtad de algunas compañias que se pasaron al enemigo.
Bermúdez de Castro, dando crédito en esto, como en otras cosas, al interesado, consigna que el Conde de Miranda, Presidente del Consejo de Castilla, declaró explícitamente á Doña Juana Coello que sólo dejando el servicio del Rey de Francia podría abrigar esperanzas de acomodar satisfactoriamente los asuntos.
Destas imaginaciones y deste soliloquio le sacó don Quijote, diciéndole: ¿Quién duda, señor don Diego de Miranda, que vuestra merced no me tenga en su opinión por un hombre disparatado y loco? Y no sería mucho que así fuese, porque mis obras no pueden dar testimonio de otra cosa.
El señor Colmenar me favorece más de lo que merezco respondió muy hueco el Leonés ; pero estas cosas han de pensarse.... Dese usted una vuelta por ahí.... Dentro de quince días vendré a saber su resolución repuso discretamente Miranda cogiendo el sombrero.
Esta misma pregunta se hacen los historiadores y no aciertan a contestarla; tantas y tales son las cosas excelentes que habría que contar. Además, de su matrimonio ha tenido dos hijos y una hija, y todos los ha educado cristianamente. De los hijos, uno fue duque de Maqueda; el otro, que se llamaba Alonso, murió de una caída de caballo. La hija fue condesa de Miranda.
Váyase usted al demonio contestó en castizo castellano Miranda, volviendo las espaldas a su interlocutora, y olvidando, como solía, sus postizas finuras de salón ante la herida de su amor propio. Lucía aun vendó aquella noche el pie, casi sano ya, de Miranda.
La Inglaterra lo acoge un día con calor, después de la paz de Bâle, lo trata con indiferencia después de la de Amiens, le escucha a su ruptura, y el incansable Miranda persigue con admirable perseverancia su obra.
Palabra del Dia
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