Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de mayo de 2025
Artegui se adelantó entonces, y soltó la fórmula sacramental: El señor don Pedro Gonzalvo, la señora de Miranda. Miranda.... Sí, sí, lo he visto, lo he visto abajo escrito en la tablilla también... conozco un Miranda que se habrá casado estos días... solterón, solterón.... ¿Don Aurelio? preguntó Lucía a pesar suyo. Justo.... Le trato mucho, mucho. Es mi marido murmuró ella.
¡Claro que estará mala la grandísima loca! ¡Pues no bailó anoche como una descosida! ¡Bien empleado! Lucía clavó en su marido los ojos atónitos. Ve pronto, pronto... exclamó . Está con un acceso de frío... se queja de dolor a un lado, y se le ha tomado la voz.... Miranda se levantó refunfuñando. No sé para qué tiene a su hermanito murmuró al calzarse la botas . Bien podía ir él.
Pues pronunció Miranda, alzando la voz lo de la señora lo pago yo, y nada más; y usted me hará merced de girar una letra a... ese señor, devolviéndole lo cobrado.
Decretó que en adelante los bailes campestres, respetando, enhorabuena, como motivo de ellos, las romerías, tendrían lugar, por las de San Juan, San Pedro y San Roque, en las huertas de la Atalaya, y por las de Santiago y los Mártires, en las de Miranda. Y así se hizo con gran éxito y por largo tiempo.
Por el espíritu suspicaz de Miranda no cruzó ni sombra de recelo entonces, y dijo con naturalidad: La señorita se habrá ido a dormir; está muy cansada... pero vete, chica que yo enviaré a Sardiola. Así lo hizo, en efecto, y oyendo en seguida la campana que llamaba a la mesa redonda, bajó al comedor, sintiendo aquel día excelente apetito, cosa no cotidiana en su enervado estómago.
Pero usted.... ¿qué autoridad tiene aquí?... ¿quién le mete?... y la cabeza iracunda de Miranda tenía un temblor senil.... Váyase usted gritó con renovado furor, o buscaré un arma . Los ojos inyectados del marido recorrieron la estancia, hasta tropezar con el cadáver, que conservaba ante aquella escena su vaga sonrisa fúnebre.
Esta es la razon del por qué hallamos remedios activos y útiles, medios terapéuticos de una potencia incomparable muchas veces, en las plantas vulgares, en vegetales que por su abundancia y pequeñez parecen despreciables, cuando es una verdad demostrada que la naturaleza es mas especialmente admirable en las cosas pequeñas: maxime miranda in minimis; siendo generosa hasta un punto que afecta desconocer la ciencia moderna, demasiado orgullosa con sus descubrimientos químicos.
Acaso la novedad del lecho, su propia blandura, hicieron en Lucía el efecto que suelen hacer en las personas habituadas a la vida monástica, de quienes se puede decir con paradójica exactitud que la comodidad les incomoda. Al despertar a Lucía con un bol de café con leche, diole la camarera, por primer noticia, la de que monsieur Miranda no había venido en el tren de España.
Caballero... es que yo no podré pagarle a usted lo que le debo hasta que encontremos a Miranda.
San Pedro lo es de la calle Alta, ó Cabildo de Arriba, y la calle del Mar, ó Cabildo de Abajo, está encomendado al amparo de los santos mártires Emeterio y Celedonio, á cuyas gloriosas cabezas, de las que se cuenta que llegaron milagrosamente á este puerto en un barco de piedra ha dedicado, construyéndola á sus expensas, una bonita capilla en el barrio de Miranda, dominando una gran extensión de mar.
Palabra del Dia
Otros Mirando