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Actualizado: 26 de mayo de 2025


Miranda se bajó a facturar el equipaje, y me dijo que descansase un rato, que procurase dormir.... ¡Y lo ha procurado usted bien! murmuró con una media sonrisa el viajero . Duerme usted desde allá... cinco horas seguidas, de un tirón.... Pero... es que ayer madrugué tanto.... Estaba rendida. Y Lucía se frotó los ojos, cual si otra vez sintiese en ellos la comezón del sueño.

Son tan raras las cosas que desde anteayer me suceden; está tan fuera de sus naturales caminos mi vivir desde estos días; tan singular e inaudito me parece lo que usted dijo allá... junto al pantano, que imagino si me quedaría dormida en Miranda de Ebro, y no habré despertado aún.

Mire usted pronunció al cabo . Pues acertaban Rosarito y Carmela al asegurar que el señor de Miranda venía a esta casa por . ¡Pero, quién lo dijera! Vamos, hija; ¿qué le contesto a ese señor? preguntó afanoso el Leonés. ¿Papá... qué yo? Nunca pensé que quisiera casarse conmigo. Pero a ti.... ¿te gusta el señor de Miranda? que me gusta.

Conviniéronse en ello, y Miranda hubo de pedir la cuenta del gasto hecho en el hotel, que le trajeron escrita en casi indescifrables garrapatos. Cuando logró entenderlos llamó al ama. Aquí dijo apoyando el dedo sobre las patas de mosca hay un error; se equivoca usted en contra suya. A la señora le pone usted los mismos días de estancia que a , y en realidad tiene dos más.

Miranda, a cuenta de un empréstito que negoció contando satisfacerlo después a expensas del generoso suegro, hizo venir de la corte lindas finezas, un aderezo de brillantes, un cajón atestado de lucidas galas, envío de renombrado sastre de señoras.

Pues digo bien. ¿No estoy yo cansada de ver casas de aldea en Miranda, en Cueto, en San Juan?... Y eso que, según me han dicho, estas casas son palacios, comparadas con las de las aldeas del interior.

El poder trató de realizarla delegando todas sus facultades en el marqués del Toro, quien rehusó esta distincion; entonces fué puesta la suerte de la santa causa en manos de Miranda; este no tuvo dificultad en admitir el alto cargo y peligrosa confianza con el título de Generalísimo, por juzgarlo menos pretencioso y mas modesto que el de dictador.

Calla ordenaron de pronto los ojos elocuentes. Y Sardiola obedeció. Era que entraban Duhamel, Miranda y Perico. Duhamel examinó con minuciosidad aquella pieza, y declarola, en su jerga luso-franca, abrigada, cómoda, baja asaz y ventilada mucho, y en todo conveniente para la enferma.

Reconocíase como base el sistema representativo, residiendo la soberania en el pueblo; dividíase el poder en legislativo, ejecutivo y judicial, formando cuerpos independientes entre ; garantizábase el derecho popular y la inviolabilidad de domicilio; proscribíase para siempre el uso de la tortura y el fuero personal, y ninguna sentencia pronunciada por traicion contra el Estado tendria carácter difamatorio para los hijos del reo; abolíase la trata de negros y los indios eran igualados á los demás venezolanos en derechos y deberes: desarrollábase la instruccion pública; extinguíanse los títulos de nobleza hereditarios, asi como toda calificacion degradante de raza y, por último, quedaba adoptado el pabellon amarillo, azul y rojo, enarbolado por Miranda cuando su expedicion de 1806, considerándolo como distintivo de la federacion.

Cuando llegaron ante la verja del chalet, cuyos mecheros de gas brillaban ya entre la sombra de los árboles, Miranda dijo para :

Palabra del Dia

bagani

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