United States or Iceland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al pasar junto a la Regenta la miró cara a cara, distraído, pensando en su venganza; pero ella sintió aquellos ojos en los suyos como un contacto violento. ¡Eran los celucos! ¡Así miraban los celos! Era una belleza infernal, sin duda, la de aquellos ojos, ¡pero qué fuerte, qué humana! Dejaron ama y criada por fin el boulevard y entraron en la calle del Comercio.

Luego sospechó que se burlaban de él. ¿Sublevaciones? ¿Asesinato del Presidente?... Unos le miraban con lástima por su ignorancia; otros con recelo, al ver que fingía no conocer unos sucesos que se habían desarrollado junto á él. Su sobrino insistió. Los diarios de Alemania hablan mucho de eso.

¡Cuándo llegará el día que veamos la tierra de nuestros campos roja y cubierta de agua, lo mismo que si fuesemos á hacer ladrillos con ella! Quedaban como extáticos al pensar en esto. Después miraban el reloj. Era tarde, y había que ir á la cama para levantarse con el alba.

Claro que es a fuerza de apretarse, y esto tarde o temprano le va a hacer daño; pero de todos modos.... La cara no corresponde a la figura, ¿no cree usted? Sobre todo ahora que se le está empañando el cutis de un modo horroroso. Siempre ha tenido la fisonomía muy dura. Y al mismo tiempo sus ojos claros y suaves miraban a Castro con tal dulzura, que realmente era para empacharse.

La casa de doña Manuela llamó la atención por la tarde casi tanto como la falla. Entre las banderolas nacionales de los balcones asomaban una docena de airosos cuerpos y graciosas cabezas, elegante escuadrón de muchachas, que, cogiéndose de la cintura, jugueteando o riendo, miraban al gentío que rebullía abajo.

La música sonaba, como todos los días, a las puertas del comedor; la lista de platos era la ordinaria; el salón no tenía adornos, y sin embargo las gentes se miraban con aire interrogante. Flotaba en el ambiente una promesa misteriosa: seguramente iba a ocurrir algo. Y la presunción de un suceso desconocido alegraba las miradas y provocaba las sonrisas.

Cuando no miraban, atraían su atención dando golpecitos al cristal. Ninguna se creía ofendida.

Mientras duró en la villa la impresión del suceso, se le tributaron aquellas muestras de admiración a que era sin disputa acreedor. Sus mismos enemigos al verle pasar, le miraban con respeto, ya que no con simpatía.

Elena y los suyos miraban al otro grupo como si acabasen de despertar, contemplándolo bajo una nueva luz, con aspecto distinto. Olvidaban lo que iban á recibir, para ver únicamente las mejoras de los parientes. Desnoyers, benévolo y conciliador, tenía un plan.

Tomó el viejo la ofrenda y la pasó al presidente, que se quedó con ella muy empuñada y sin saber qué hacer. Confusas las compañeras de Amparo por el silencio repentino, miraban de reojo hacia todas partes, maravillándose del esplendor de la mesa y algo sorprendidas de que el banquete republicano fuese cosa de tanto orden y de que los delegados comiesen en vez de salvar la patria.