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Actualizado: 24 de julio de 2025
Se acerca a los veinticuatro años y, aunque haya tenido muy pocos principios, siente la necesidad de aspirar a un fin. Es un mozo arreglado, muy elegante, y bastante agradable de aspecto; parece un joven diplomático, y, en efecto, es no sé qué cosa en el ministerio de Negocios extranjeros. Esto no le ocupa mucho tiempo.
Déjate ahora de papelotes, papá; Pepe y Millán traerán noticias. Bueno, hija, bueno; pero al menos léeme los partes tomados de la Gaceta, aunque esa no dice nunca la verdad. Leocadia cogió el periódico y, aproximándose a la luz, leyó así: «MINISTERIO DE LA GUERRA. Extracto de los despachos telegráficos recibidos en este Ministerio hasta la madrugada de hoy: »Cataluña.
Cobra del Ministerio de Estado por las misiones extranjeras, que de nada sirven; del de la Guerra y del de Marina por el clero castrense; del de Instrucción pública y del de Justicia.
Al pasar por San Pascual santiguóse Currita muy de prisa, y Jacobo, oprimiéndola el brazo cariñosamente, dijo en son de burla: ¡Tonta!... Llegaban al ministerio de la Guerra, y allí Currita se tranquilizó más todavía, porque comenzaba a poblarse aquella soledad que la aterraba.
Mira le contestaba la tía , me parece mejor aguardar a que esa celebridad se haya hecho por ministerio del prójimo; a mí no me gusta servir de muestra.
Otra vez volvía sobre los detalles pueriles. Y el tío, ¿tenía mucho sueldo en el Ministerio? Quilito debía ganar enormemente en la Bolsa, y ya con esto poco importaba que el sueldo fuera escaso. ¿Y dices que hoy encontraste llorando a la tía Silda?
Un coche subía por la calle de Alcalá y entraba por el paseo del Prado; en el jardín del ministerio brillaba el fusil de un centinela, y algunas voces de hombres que venían cantando escuchábanse muy de cerca, por el lado de allá de la verja. Forma la esquina del ministerio un pabellón aislado, de un solo piso, con cuatro fachadas y tres ventanas en cada una.
Encargado por el gobierno español de reconocer las costas del vireinato de Buenos Aires, empezó á mirar el país bajo un nuevo aspecto, y fué acopiando materiales para una obra que, segun parece, destinaba al ministerio inglés.
María Luisa, ¿sabes dónde han ido los señores esta noche? El portero escuchó lo que le respondían y colgando la boquilla dijo: Los señores tenían tomado un palco en el teatro de Apolo. Allí deben de estar. Tristán subió de nuevo al coche dando estas señas. Cuando cruzaba por la Puerta del Sol sonaban en el reloj del ministerio de la Gobernación las diez.
El estómago estragado por la incalculable cantidad de vasos de agua con azucarillo apurados en la cantina del Congreso; callos en los pies por los interminables plantones en el pasillo central, rompiendo distraídamente con la contera del bastón el barniz de los azulejos del zócalo; una cantidad incalculable de pesetas gastadas en coches de punto por culpa de los entusiastas del distrito que le hacían ir todas las mañanas de ministerio en ministerio pidiendo la luna, para contentarse al fin con algunos granos de arena.
Palabra del Dia
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