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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Me intereso por ti, por tu bien, y no quiero que hagas disparates, ni que te pase mal alguno... Yo también le quiero a usted; pero... vamos, deseo ser libre y hacer lo que se me antoje, sin que usted venga con sus mimos, ¿estamos?
Y la verdad fue que con esto se sosegó un tanto, porque le gustaban los mimos, y que se molestaran por él, y que le dieran tertulia cuando estaba desvelado. ¡Y cómo se hacía el nene, cuando su mujer, con deliciosa gentileza materna, le cogía entre sus brazos y le apretaba contra sí para agasajarle, prestándole su propio calor! No tardó Juan en aletargarse con la virtud de estos melindres.
En cambio los mimos y pantomimas se mantuvieron en la escena con general aplauso , aunque muy distintos aquéllos de la perfección artística de los de Publio Syro, y convertidas éstas en espectáculos casi bárbaros. Es costumbre, cuando se habla del teatro antiguo, tratar sólo de las representaciones públicas.
Fernanda me estrechó la mano y Blanca acometió a su marido con los mimos y las zalamerías con que acostumbraba a hacerlo siempre delante de los extraños.
Los padres de ésta, sabedores de tanta infamia, pusieron remedio al mal: a fuerza de oro rescataron a la esposa mártir y a la niña abandonada, muriendo de allí a poco la primera y heredando la segunda aquella belleza extraordinaria, germen maldito de tamañas desdichas. Posteriormente, primero los abuelos y después el tutor, criaron y educaron a Felisa entre mimos y grandezas.
Ella, además, me amaba y me ama, porque ha nacido de mis entrañas y porque es mi sangre y porque recuerda y agradece mis mimos, mi ternura, el esmero con que la he criado, y hasta esa misma elevación moral y religiosa a que he procurado elevarla, quedándome yo tan lejos y tan por bajo de ella.
Con la transferencia operada por Constantino, de la protección oficial y de las rentas y bienes del antiguo culto al nuevo, el cristianismo, cuya más genuina y completa forma es la perfecta esterilidad del misticismo, desaloja al helenismo y al filosofismo, y determina, efectivamente, una nueva actividad intelectual, de carácter especial, inhibitoria de toda otra, como el islamismo, que surge, más tarde, de la misma cepa judía, y también para secar o esterilizar como ésta y aquélla la fuente de que han brotado, a fin de quedar en la situación privilegiada del hijo único del entendimiento, monopolizando todas las facultades y las afecciones, heredero universal de los bienes, los mimos y los honores en la persona de sus tanto más celosos guardianes y adherentes; unicato intelectual que la revelación cristiana conserva hasta los tiempos modernos y la musulmana hasta el presente.
Su tardío matrimonio y algunos quebrantos de fortuna, que por la baja repentina de los fondos públicos había experimentado, dieron con él en la sepultura. El fruto de esta unión desacertada fue un niño menudo y enteco, que se crió trabajosamente a fuerza de mimos y cuidados.
Entre observaciones, besos y mimos, la señorita, llena de alegría y de ilusiones, se dispone a presentarse en sociedad. Se ha dicho muchas veces que el matrimonio es la tumba del amor. Por eso sin duda los diversos poetas que han cantado la vida de Don Juan no casan nunca a su héroe. No han querido someter a prueba su capacidad amorosa ni la consistencia de su sentimiento.
Todo lo que le rodeaba hacía surgir en su memoria la imagen de aquel Jorge elegante, cuidado por ella con mimos infantiles. Había vigilado su guardarropa, se preocupaba del mérito de sus sastres, tenía que sufrir sus protestas varoniles cuando pretendía vestirlo interiormente de telas finísimas y encajes, lo mismo que ella.
Palabra del Dia
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