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Un verdadero dispendio: una lira por persona; ¡pero cuando se aspira á casarse con una millonaria!... Mina tuvo que aguardar en la puerta unos minutos, mientras su enamorado tomaba los billetes, parlamentando largamente con el empleado de la taquilla. Llegó á sospechar si estaría pidiendo una reducción en el precio, por ser dos los billetes comprados. Un cartel de colores distrajo su atención.

Entre una comiquita de París y una gran duquesa de las que figuran en el Gotha, hay menos distancia que entre una joven millonaria reciente, hija de emigrantes, y una señorita cuyo padre tiene tal vez hipotecadas las tierras y cuyos abuelos vinieron a América también de emigrantes... pero hace ochenta años.

Déjate de melancolías y de novelas; abomina de Lamartine y de Zorrilla, y recuerda que tu poeta favorito fué rico porque se casó con una inglesa millonaria.

La señora de Aymaret consiguió vencer esta última trinchera revelándole el secreto culto que le rendía la linda millonaria, clase de lisonja a que todo hombre es siempre sensible. Pero, en fin dijo Pedro, ya completamente arriado el pabellón , ¡no es cosa de irse esta noche misma!... ¿Supongo que me concederá usted algunos días para arreglar mis asuntos?

Está apalabrado con una heredera millonaria, y lo curioso es que este Ayax de treinta años, que devora cuatro libras de carne en beef-steake y se bebe tres botellas de jerez de una sentada, hace creer a la novia que viaja por necesitarlo su salud. El otro maulo como dice mi tío, es un francés: el barón de Maude. ¡Barón! dijo el general con socarronería . ¡!, ¡barón como Gran Turco!

Por toda la explanada circuló inmediatamente una noticia, con la prontitud colectiva de las muchedumbres para inventar y aceptar embustes. Era don Isidro con su novia: una novia millonaria. Se iban a casar apenas llegasen a Buenos Aires. La señá Eufrasia se aproximó a ellos con gesto admirativo: «¡Ah, don Isidro! ¡Y qué bien ha sabido usted escoger!

Pero las crueldades de la realidad le hicieron arrepentirse muy pronto de esta escapatoria, sugerida por ciertas lecturas, y volvió en busca de su tutor y de las comodidades que corresponden á una muchacha millonaria. Una dama vieja y pobre fué la encargada por Foster de acompañar á Mina, dando cierta respetabilidad á su juventud independiente y poco miedosa de la opinión ajena.

Entiéndase que hablo dentro de la vida ordinaria, sin nada de novela. Tal podría ser esta, que, no ya un hombre como Pepe Güeto, sino el último gañán pusiese los ojos en con razonable esperanza de lograrme, y yo cediese y fuese suya, no ya siendo hija de un marqués arruinado, sino siendo millonaria y princesa.

El pasmo y la estupefacción se extendieron al instante por todos los ámbitos de Villafría, con la nueva de que doña Luz era millonaria: heredera de una fortuna enorme. Para D. Acisclo fue la sorpresa no inferior a la de todos su compatricios. Nada distaba más de su mente que la herencia de doña Luz; pero D. Acisclo sabía y aguardaba la venida de D. Gregorio, aunque ignorando a qué venía.

Sucedió que una norteamericana millonaria y extravagante le ofreció comprarle sus vampiros... Pidió ella un precio disparatado, justo el que le pidieran por un joven y gigantesco mono chimpancé que deseaba domesticar... Y la norteamericana, encaprichada con los vampiros, después de regatear en vano, acabó por pagarle a Catalina el precio que fijara.