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Actualizado: 29 de octubre de 2025
Los mas ilustres representantes de la literatura, la política, la filosofía, las artes, la iglesia y la milicia han salido de sus filas: las eminencias todas del pais reconocen por orígen á la clase media, que es rica, ilustrada, numerosa. Nuestro ejército, aguerrido y valiente como el primero del mundo, se halla hoy en un estado de organizacion admirable.
El primer conde de Trujillo está casado con una de las hijas del famoso negociante Casarredonda, que hizo colosal fortuna vendiendo fardos de Coruñas y Viveros para vestir a la tropa y a la Milicia Nacional. Otra de las hijas del marqués de Casarredonda era duquesa de Gravelinas. Ya tenemos aquí, perfectamente enganchadas, a la aristocracia antigua y al comercio moderno.
Además, la orden de la <i>Cruzada</i> tiene la ventaja de que cada cual se encaja encima el grado que más le cuadra, como por ejemplo D. Pedro, que se ha puesto la faja de capitán general. En efecto, D. Pedro no se había andado con chiquitas para subirse por sus propios pasos al último escalón de la milicia.
No acababa el buen Lucas de echar los ojos por todas partes, donde veía nuevas delicias y bellezas; y hubiera querido detenerse algún tanto aquí ó pasar adelante, pero le atajó sus designios y embarazó su gusto un escuadrón de espirítus bienaventurados; y el más autorizado entre ellos que en el aire del semblante, en la majestad de sus pasos y en la cruz resplandeciente que traía, creyó era príncipe de la milicia celestial; el cual, volviéndose á mirar á Lucas, le dijo con palabras algo severas: ¿Y tú? ¿Cómo estás aquí? ¿Te has confesado?
Pronto trocó Cervantes su vida pacífica en la casa del prelado por la agitada de la milicia, pues si las armas, como él decía, ennoblecen á todos, realzan más principalmente á los de ilustre prosapia. Sentó, pues, plaza en los tercios españoles, que ocupaban entonces la Italia, residiendo de ordinario en Nápoles.
Según un escritor amigo mío y que cultivó el ramo de crónicas, los asistentes no pasaban de doce, personajes los más caracterizados en el foro, la milicia o la iglesia. «Allí asistía el profundo teólogo y humanista don Pedro de Yarpe Montenegro, coronel de ejército; don Baltasar de Laza y Rebolledo, oidor de la Real Audiencia; don Luis de la Puente, abogado insigne; fray Baldomero Illescas, religioso franciscano, gran conocedor de los clásicos griegos y latinos; don Baltasar Moreyra, poeta, y otros cuyos nombres no han podido atravesar los dos siglos y medio que nos separan de su época.
Pero de lo que más provecho sacó la casa fue del ramo de capotes y uniformes para el Ejército y la Milicia Nacional, no siendo tampoco despreciable el beneficio que obtuvo del artículo para capas, el abrigo propiamente español que resiste a todas las modas de vestir, como el garbanzo resiste a todas las modas de comer.
En su principio, como Pachimerio dice, fué de nacion, pero después como no ejercitaban los Almugavares otra arte ni oficio, vinieron ellos á dar nombre á todos los que servian en aquel modo de milicia, así como muchas artes y ciencias tomaron el nombre de sus inventores.
También conocía él este palacio, puramente de aparato y deshabitado, pues el príncipe reinante, en las cortas visitas á sus dominios, prefería vivir en su yate. Primeramente llamó su atención la guardia del edificio. Los soldados de Mónaco, viejos gendarmes franceses, habían partido á la guerra, y una milicia nacional se encargaba de sustituirlos.
Mandaban los otros... todos menos la casa de Brull. La monarquía se la había llevado la mala trampa; legislaban en Madrid los hombres de la revolución de Septiembre. Los industrialillos de la ciudad, rebeldes siempre a la soberanía de don Ramón, tenían fusiles en las manos, formaban una milicia, y eran capaces de plantar un balazo a los que antes les habían tenido bajo el pie.
Palabra del Dia
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