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Actualizado: 27 de junio de 2025


Y dando golpes en una arquita que llevaba a la grupa, añadió: Esperad, amigos míos, esperad; llevo aquí dentro algo que ya sabéis lo que es: aquí traigo cuchillos pequeños y grandes, redondos y puntiagudos, para atrapar las balas, los cascos de granada y la metralla de diferente clase que os van a regalar.

De tal modo arreciaron la metralla y la fusilería enemiga, que casi toda la primera fila del valiente regimiento de Órdenes cayó, cual si una gigantesca hoz la segara. Pero sobre los cuerpos palpitantes de la primera fila pasó la segunda, continuando el fuego. Como si los tiros franceses persiguieran con inteligente saña las charreteras, el regimiento vió desaparecer a muchos de sus oficiales.

La lantaca se hacía oír también de rato en rato, y la metralla destrozaba las flacas espaldas o los vientres abultados de aquellos salvajes. Dejadles que griten a su gusto dijo el Capitán . Por ahora no se atreverán a atacarnos. Ocupémonos, pues, en poner el junco a flote, sobrinos míos. ¿Qué debemos hacer, tío? preguntaron los dos incansables jóvenes.

Así, apenas Kernok había terminado su singular y horrible invocación, que, herido por una idea súbita, por una idea de las alturas, quizás, exclamó rugiendo de alegría: ¡Las piastras!... ¡voto a tal! muchachos, ¡las piastras!... carguemos nuestras piezas hasta la boca: esa metralla vale tanto como la otra.

¡Pero, por todos los santos de la capilla de la catedral de Cádiz! exclamó Santiago pálido de cólera y de temor , yo quiero al instante... No puedo por menos que alabar semejante prisa, Santiago. Voy, pues, a dar las órdenes oportunas para hacer armar la chalupa. Nada le faltará: puñales, hachas, picas de abordaje, esmeriles, balas, cartuchos de metralla.

Colocado junto a la lantaca, medio oculto el rostro bajo un monumental sombrero de bambú entretejido, que tenía la forma de un hongo, espiaba los movimientos de los caníbales, dispuesto a derramar sobre ellos una lluvia de metralla.

¡Por eso entre el fragor de la metralla, a sus hombres veréis en la batalla, que se persignan antes del combate! ESPA

El hombre respira, y yo no me ahogo; él se beneficia, y yo no me perjudico. ¿No fuera pecado mortal obrar de otro modo? Pues, señor, lo que yo digo: si el dinero no ha de servir más que para irle amontonando, o para sacar la entraña a mi vecino, vaya a la porra ese metal, que nunca debe ser metralla para nadie. ¿Se va usted enterando, señora marquesa?

Gabino permaneció quieto y manifestó con calma: Ya que no le importa reñir, que tiene usted corazón y no ha de temer á un pobre muchacho como yo... Pero al ponerme delante de usted bien puede figurarse qué desesperado estaré... Quiero á esa mujer más que á las niñas de mis ojos, y por ella, no digo delante de usted, delante de un cañón cargado de metralla me pondría.

Los medios de destrucción se aumentan por tal arte que es de temer que dentro de poco puedan matarse en un minuto millones de hombres; puedan dispararse en un segundo más bombas, balas y metralla que un siglo ha se disparaban en treinta o cuarenta años; y tales y tan estruendosos podrán ser los disparos, que el coste de uno solo baste a mantener durante un año a toda una familia.

Palabra del Dia

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