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Actualizado: 15 de junio de 2025
La noche descendía poco á poco y con ella aumentábase la melancolía en el corazon del joven, que perdía casi la esperanza de ver á Paulita.
Una dulce melancolía penetraba en su alma al contacto de aquellos sitios donde tan feliz había sido. Le parecía que su dicha no había muerto, que aún estaba allí guardada esperándola. Vagamente soñaba con ver surgir del parque la gran figura atlética de su marido y escuchar su risa sonora. No era posible, no, que todo aquello hubiera muerto para siempre.
Y Ricardo atacó con exquisita delicadeza la bellísima melodía de Chopín, cuyos acordes ponían en el ambiente una nota de intensa y honda melancolía. ¡Qué es eso!
No llega allí ruido humano, y esa calma callada hace que el corazón busque instintivamente algo que allí falta: el espíritu simpático que goce a la par nuestra, la voz que acaricie el oído con su timbre delicado, la cabeza querida que busque en nuestro seno un refugio contra la melancolía íntima de la soledad... ¡Proa al Norte, proa al Norte!
Tan pronto le pintaba un amor platónico, espiritual, sin pizca alguna de sensualidad, como, abriendo la válvula a lo que, en realidad, dentro de mí pasaba, aparecía subyugado, rendido por sus ojos excitantes y su figura de estatua griega. Unas veces me inclinaba a la melancolía y hablaba de la muerte y casi se me saltaban las lágrimas.
Lo único que me extraña es ver en la mayor parte da estos versos algo así como una decepción amorosa, una melancolía de pasión sin esperanza. ¡Quién hubiese creído que el respetable Padre de los Maestros fuera capaz de tan frívolos sentimientos!... El profesor sonrió levemente. Ha acertado usted, gentleman.
En presencia de este paisaje grandioso, triste é infinito, sentíamos la paz de la soledad, el silencio de la noche y la melancolía de los tiempos pasados, descender á la vez como un encanto poderoso sobre nuestros espíritus y nuestros corazones.
La vida acaba de ser como uno de esos dramas en los que perecen todos al final del último acto. El príncipe adivina que Novoa piensa en Alicia y se abstiene de nombrarla para no molestarle. Efectivamente, piensa en la duquesa, pero ésta sólo es un punto de partida para llegar á otra mujer que ocupa su recuerdo. Al fin habla, dando expansión á su melancolía.
Por fin se dio con el domicilio del aguador, pero éste ya no vivía en él. Los vecinos refirieron que había hecho fortuna y vendido su tonel para gozar de la vida. M. Bernier dio una terrible batida por las tabernas y demás lugares de placer, en tanto que su enfermo permanecía sumido en la mayor melancolía.
¡Ay! -respondió Sancho, llorando-: no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía.
Palabra del Dia
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