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Actualizado: 16 de junio de 2025
El negro que escuchaba su relato, ofreciose en seguida a tomar su kandjar, e ir a matar a L'Ambert. Ahmed-Bey le dio las gracias por sus buenas intenciones, y lo echó a puntapiés de la estancia. ¿Y qué haremos ahora? preguntó el bueno de Ayvaz; ¿qué haremos, amigo mío? Una cosa muy sencilla replicó el interrogado: mañana por la mañana le cortaré la nariz.
Si es hombre de levita, sobre todo, si es señorito delicado, más le valiera no haber nacido. Con esa especie está a matar, y la mayor parte de sus calaveradas recaen sobre ella; se perece por asustar a uno, por desplumar a otro.
Pregunté a Nicolás que quién era aquel Fierabrás, y me respondió que se llamaba Telo. Para acabar presto; el moro le dijo a la Gaviota que la venía a matar. Virgen del Carmen exclamó la tía María , ¿era acaso el verdugo?
Con mi oro me he abierto camino y donde quiera he visto á la codicia bajo las formas más execrables, ya hipócrita, ya impúdica, ya cruel, cebarse en un organismo muerto como un buitre en un cadáver, y me he preguntado ¿por qué no fermentaba en sus entrañas la ponzoña, la ptomaina, el veneno de las tumbas, para matar á la asquerosa ave?
No todos, sin embargo, saben gozar de la belleza de las aguas corrientes. El desgraciado que se pasea por holgazanería y para «matar el tiempo», que no sabe en qué emplear, ve en todas partes objetos que le aburren, hasta en las cascadas, en los remolinos, en las hierbas ondulantes del fondo y en los torbellinos de espuma.
16 Por esto hará sacrificios a su malla, y ofrecerá sahumerios a su red; porque con ellos engordó su porción, y engrasó su comida. 17 ¿Vaciará por eso su red, o tendrá piedad de matar gentiles continuamente? 1 Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y atalayaré para ver qué hablará en mí, y qué he de responder a mi pregunta.
Los dos huyen juntos, pero Ludovico no la ha querido nunca sinceramente y determina matar á su libertadora, porque, al parecer, le estorba en su huída; en efecto, ejecuta su propósito en un bosque sombrío, por donde pasa un camino, y recorre luego el mundo en compañía de un campesino que se le agrega.
Ellas fueron también las que impidieron con ruido atronador que Saleta pudiese afirmar, como afirmó después que se vieron lejos, que estando a orillas del Yumurí cierta tarde, había tenido la suerte de matar de una pedrada un cocodrilo.
Mis interlocutores suponían que para que un alemán matase a un niño en la guerra era preciso que ese alemán fuese un malvado. Yo, en cambio, opinaba que un alemán podía matar niños sin dejar por ello de ser un excelente padre de familia y un hombre sensible a las emociones de carácter más elevado.
Tal fue el origen, y tal el carácter de nuestras tiranías y de nuestras insurrecciones implacables: matar o morir en la contienda.
Palabra del Dia
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