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Actualizado: 30 de abril de 2025
Sobre la encrucijada de dos caminos aldeanos, un campo de yerba humilde salpicada de manzanilla, donde hay un retablo de ánimas entre cuatro cipreses. Es paraje en que hacen huelgo los caminantes, y rezan las viejas, anochecido. Don Rosendo, Don Mauro y Don Gonzalito, descansan al pie de los cipreses, con los caballos del diestro.
La belladona, por último, es con el acónito, la manzanilla, y el mercurio uno de los mas grandes antiflogísticos de la infancia, en la que las enfermedades presentan tantas veces la somnolencia, las convulsiones y la agravacion febril por la tarde y por la noche.
Se puso el sombrero, que se le había caído, bebió una caña de manzanilla, y acto continuo se despidió, sonriendo, de sus amigos: A la paz de Dios, señores. De aquí a luego. Así que salió reinó un silencio embarazoso. Los semblantes expresaban mal humor e inquietud, incluso el del conde, quien me dirigió una mirada fría de curiosidad donde creí advertir también cierta conmiseración burlona.
Cuantas veces se administre la manzanilla en afecciones gástricas de esta naturaleza, su efecto curativo es maravilloso. Contiene los vómitos y diarreas ácidas de los niños, si bien alguna vez debe ser secundada con el ácido sulfúrico. La brionia es el medicamento mas análogo en las gastralgias procedentes de aflicciones morales, de emociones y de un esceso de sensibilidad.
Se cree generalmente que es necesario repetir las dósis de un medicamento con tanta mas frecuencia, cuanto mas aguda sea la enfermedad. Está tambien admitido dar dos medicamentos, no mezclados, sino alternados, como por ejemplo, una cucharada de hora en hora, una vez de acónito, y otra de manzanilla.
De esta guisa, como lacayos de casa real, servían las bateas de manzanilla a los ricos señores, algunos de los cuales habían suprimido la corbata. Por las tardes, al presentarse el decano, el ilustre marqués de Moraima, los socios formaban círculo en profundos sillones, y el famoso ganadero ocupaba un asiento más alto que los otros, a modo de trono, desde el cual presidía la conversación.
Llegó el período de las salvajadas. Uno de ellos se puso sobre la mesa a perorar, y los demás, para aplaudirle, le arrojaban jerez y manzanilla a la cara. Otro se empeñó en levantar con los dientes a un compañero que la borrachera había tendido en el suelo, y no lo consiguió; pero le rasgó la chaqueta.
Muchachos, ¡viva miloro y las cortes de la Isla! gritó el tío Lombrijón levantándose de su asiento y saludándonos, sombrero en mano, con aquel garbo majestuoso que es tan propio de gente andaluza . Y en celebración del santo del día, que es la santísima libertad de la imprenta, señó Poenco, suelte usted la espita y que corra un mar de manzanilla.
Miré a la puerta y la vi; era ella misma, rodeada de una luz dorada y pálida como la manzanilla y el Jerez que habíamos bebido. Quise levantarme; pero mi cuerpo se hizo de plomo, mi cabeza pesó más que una montaña y cayó entre mis brazos sobre la mesa, perdiendo de súbito toda noción de existencia.
El pañero, con varios amigos y Champagne de a tres pesetas, solemnizaba un remate de subasta; el sastre obsequiaba a unos parientes, a estilo de su tierra, con manzanilla y aceitunas aliñadas que llamasen el apetito a honrar la cena, y los cuchareros disponían con gente amiga su modesto festejo, saliendo de rato en rato a la escalera y dando inútilmente grandes voces por que callasen varios chicos que, armados de tambores, parecían dispuestos a ensordecer al mundo.
Palabra del Dia
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