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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Detesto a las mujeres que lloran. Elena no está siempre llorando, y hasta tiene una risa fresca como un manantial de agua pura. Si yo tuviera una hija desearía que fuera como ella. Y devota, ¿no es verdad? Eso sí, lo es bastante... ¡Vamos allá! Todo eso está muy bien, muy bien. Era lo que hacía falta en mi casa.
Con el trabajo de sus manos mantenía a una madre paralítica y a un hermano vicioso y perezoso, que la maltrataba inicuamente cuando no podía darle lo que necesitaba para emborracharse. Sus padecimientos, que para otra serían insoportables, la turbaban sólo momentáneamente. Por encima de ellos rezumaba muy pronto la linfa de aquel divino y gozoso manantial que guardaba en su corazón.
"El camino que sale desde las orillas del Colorado con direccion al Sauce, sigue hasta Buenos Aires, segun me informó Matias, y á las ocho leguas está el manantial, ó pozo que cita el peon Juan José Gonzalez en su relacion: de este parage á las Salinas, de que se hace mencion en mis instrucciones, habrá como un dia de camino: dichas Salinas, dice el mismo indio y otros que he examinado, son abundantísimas, y de sal excelente.
»De aqui se deduce que las criaturas reciben sus perfecciones de la accion de Dios; pero tienen sus imperfecciones de su propia naturaleza, incapaz de ser ilimitada, en lo que se distinguen de Dios. »Es verdad tambien que en Dios se halla no solo el manantial de las existencias, sino tambien el de las esencias, en cuanto reales, ó en lo que la posibilidad contiene de real.»
Hé aquí el ridículo; práctica este ridículo, no sólo con formalidad, sino con ahínco, con efusion, con la efusion ardiente y generosa del que trabaja, para satisfacer las inspiraciones de su genio. Antes que ridículo, el pueblo francés es voluble. Aquí encuentro yo el carácter radical; todo lo demás es derivacion, corrientes de este manantial oculto, gestos de este rostro escondido.
El aparato del culto católico, en el cual había fijado poco la atención, empezó a fascinarle; el dulce recogimiento del templo, a la caída de la tarde, cuando se puebla de sombras y de murmullos, le infundía suave desasosiego, cierta ansia especial de un nosequé elevado y arcano; los olores del incienso y de la cera eran para él como grato beleño que le adormecían arrastrándole a regiones gloriosas de dicha inmortal; los actos de caridad frecuentes le producían un dejo agradable y grande bienestar que acrecía su fe; la humillación del sacramento de la penitencia, que al principio tanto le repugnaba, llegó a ser un manantial de goces que él mismo no sabía de dónde procedían ni de qué modo embargaban su alma.
Un día de campo, un rayo de sol o cuatro frases dichas a tiempo, podían hacer que Cristeta cayese trémula en los brazos de un hombre; pero quien se arriesgase a proponerle crudamente la compra de sus labios, los vería trocados en manantial de indignación; el enojo de Lucrecia fuera pálido comparado con el suyo.
A este candoroso retrato, añaden los historiadores árabes que era Zaryab como un manantial inagotable de tradiciones, leyendas y aventuras, y que su elegante, entretenida y sabrosa verbosidad solo podia compararse á un golfo sin fondo.
Contemplaba las laderas de la montaña iluminada como por luces de bengala, y casi entre sueños oía a su lado el murmullo discreto del manantial y de la corriente que se precipitaba a refrescar los prados.
Pasaron por delante de mí y no me miraron. Yo me levanté y tomando la espada, herí en el vacío, y en el vacío surgió un manantial de sangre. La vi que se llegaba hacia mí pidiéndome perdón. La manga de su vestido tocó mi rostro, y me quemó. ¿Ve usted la quemadura, la ve usted? Sí, la veo, la veo. ¡Y todo por María de las Nieves!... Hombre es gracioso. A ver a qué sabe este Montilla.
Palabra del Dia
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