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Actualizado: 8 de junio de 2025
El Dock se compone de una inmensa alberca de mampostería, muy profunda y dividida mas ó ménos regularmente en compartimientos que se comunican ó incomunican, segun que se abren ó cierran, por medio de máquinas, las enormes compuertas de hierro y madera.
La parte principal de la ciudad, formando una isla, ligada por un puente colgante al barrio de Jimaní que toca al continente, es toda de mampostería pesada; una enorme muralla, llena de fortificaciones en otro tiempo formidables, la circuye, defendiéndola de las invasiones del mar.
En el vértice del delta; su posición es admirablemente estratégica; un parapeto de tierra, defendido por ancho foso, constituyen el recinto donde se emplaza el cuartel, que es de mampostería y entramado, capaz para un Oficial y 60 hombres que constituyen su guarnición actual. La fuerza de artillería se aloja en una torreta de mampostería independiente del cuartel. Kudaranga.
Al cuarto de hora vio al muchacho que venía aproximándose disimuladamente a la verja, dando puntapiés a un bote de hoja de lata que encontró allí cerca: entonces ella se ocultó tras uno de los pilares de mampostería que había en los ángulos del invernáculo y, cuando el chico se acercó a meter la mano por entre los barrotes de la verja, salió de su escondite, diciendo: Oye, Pateta.
Las pocas casas que quedaban en pie estaban habitadas por familias pertenecientes á la raza negra. Por lo que hace á las casas de los blancos, todas habían sido destruídas, con una sola excepción, la ocupada por la farmacia "El Dispensario", que no ardio, probablemente, por su sólida construcción de mampostería y ladrillos.
El agua, protegida contra la evaporación por las paredes de piedra ó de metal, llena á su entrada en la ciudad un vasto depósito de mampostería, especie de lago artificial donde el líquido se detiene y purifica.
Hundidos en el follaje de los rosales, a la entrada de la plazoleta, había dos bancos antiguos de mampostería, blanqueados con cal, con el asiento y el respaldo de viejos azulejos valencianos de una transparencia aterciopelada, en la que resaltaban los floreados arabescos, los caprichos multicolores de una fabricación heredada de los árabes.
Al llegar Rafael a la plazoleta de la ermita, descansó de la ascensión, tendiéndose en el banco de mampostería que formaba una gran media luna ante el santuario. Reinaba allí el silencio de las alturas. Los ruidos de abajo, todos los rumores de vida y labor incesante de la inmensa llanura, llegaban arrollados y aplastados por el viento, cual el susurro de un lejano oleaje.
En torno del salón no había cundido el incendio porque eran los muros de sólida mampostería, revestida de mármoles, que sin arder se calcinaban; pero lo interior del salón parecía un infierno: medroso torbellino de humo y de llamas. Inevitable era pasar por allí. Tiburcio dio el ejemplo. Se diría que a su paso se apartaban las llamas y el humo como si le conociesen y respetasen.
El segundo, asimismo de mampostería, se halla en el sitio Alola sobre el río Ligüaligüan construido en el año 1829. El tercero, de piedra como los anteriores, se alza sobre el río del mismo nombre en el sitio llamado Ongló, habiendo sido construido en el año 1847. El cuarto, asimismo de piedra se edificó el año 1838 en el sitio de Tagás en el río del mismo nombre.
Palabra del Dia
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