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Actualizado: 19 de junio de 2025


Por donde se ve que el odio en los reyes, obispos i magnates aun no se habia apagado, i que el tolerar á los hebreos viviendo en su caduca lei, nacia del justo recelo de que pasasen con sus haberes i riquezas á las vecinas tierras de infieles, disminuyendo en las de cristianos la poblacion i las rentas con grave daño de todos.

En cambio a sus padres les escribía muy poco y, cuando lo hacía, antes era por instigación de don Tadeo que por impulso propio. Los amigos de aquél, viéndole educado en el santo temor de Dios, le trataban con singular afecto y, en reciprocidad, Tirso se volvía todo respeto para con aquellos señores, que a él se le figuraban magnates.

Siguiendo la costumbre general de aquella época, observada hasta por los principales magnates del imperio, como por ejemplo el duque de Lerma, entró en una hermandad religiosa; pero no por esto se alivió en nada su suerte. El poeta, ya anciano, debió resignarse de nuevo, y buscó un consuelo á la ingratitud de los hombres consagrándose en la soledad al cultivo de su amada poesía.

En Persia hubieran empalado á los sesenta y tres magnates; en otros paises, hubieran nombrado un juzgado, que hubiera consumido en costas el triplo del dinero robado, y no hubiera puesto un maravedí en las arcas reales; en otros, se hubieran justificado plenamente, y hubiera caido de la gracia el ágil baylirin: en Serendib fuéron condenados á aumentar el fisco, porque era Nabuzan muy elemente.

Si por una parte recreaban la vista brillantes procesiones, torneos y juegos caballerescos, fomentaban por otra la pasión á más nobles placeres la música, el canto y la poesía. El mismo rey se solazaba con los poetas , y lo cercaba siempre buen número de ellos, entre los cuales se contaban los principales nobles y magnates del reino.

Abrigamos la seguridad que cualquier curioso que preste su atención al mismo asunto, ha de encontrar sin gran esfuerzo muchas más de las que nosotros hemos reunido; pues, seguramente, aquellos ilustres varones, ornamento de esta ciudad y de las patrias letras y de las artes, coleccionaron sobre todo, libros raros, manuscritos, pinturas, esculturas y monedas, siguiendo los ejemplos de los magnates con quienes sostenían estrechísimas relaciones, pues dichos ejemplos producen siempre tan nobles y beneficiosos resultados, estimulando en unos la tibieza ó aumentando en otros el entusiasmo, cuando se vive como se vivía entonces, rodeado de una atmósfera de refinada cultura y de exquisito gusto.

En uno decía: «Pedazo de la cogulla del venerable siervo de Dios fray Alonso de Luján, muerto en olor de santidad en su convento de Talavera de la Reina, a los 23 de enero de 1590». Y a renglón seguido, con la candorosa arrogancia de los magnates de aquella época, firmaba sencillamente: Doña Catalina. ¡Ya! exclamó Currita muy admirada . ¡Con que esto era de aquel!...

No fue posible, por más empeño que en ello pusieron los magnates que rodeaban a D. Carlos y el mismo rey, obligarle a aceptar el despacho de oficial. Fue herido varias veces y una de ellas de tan mala manera, en la cara, que le quedó una profunda cicatriz.

Los Elíseos, los Paraísos, los Empíreos de otras religiones sólo abren sus puertas a los magnates, a los príncipes, a los sabios, a los guerreros y a los ilustres; mientras que nuestro cielo es el cielo de los pobres, de los humildes, de los pacíficos y de los mansos.

I así resolvió con acuerdo de los obispos i magnates en las Córtes i Concilio de Toledo el año 633, que se obligase á los que habian recibido el agua del bautismo á observar la religion cristiana: que no pudiesen educar á sus hijos menores, sino que estos fuesen confiados á cristianos viejos; i últimamente que les estaba desde aquel momento vedado el tratar con todos los que aun no hubiesen venido á la fe, bajo la pena de esclavitud perpétua.

Palabra del Dia

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