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Actualizado: 28 de junio de 2025


Si la muerte de sor Teresa fue un golpe que hizo temblar al Provisor en aquel alto asiento en que se le figuraban sus enemigos, y si pudo por algún tiempo dejar en la sombra al pobre don Santos Barinaga, al cabo de algunas semanas este volvió a brillar dentro de su aureola de víctima y la compasión fementida del público marrullero se volvió a él, solícita, con cuidados de madrastra que representa la comedia de la segunda madre.

A Engracia la casó su madrastra, prendera, que, según voz pública en el barrio, tenía gato, con propósito de quitársela de encima, y ella admitió los primeros requiebros del cajista por salir del poder de tan mala pécora.

Un alma pura y limpia, ¿no puede complacerse en que el cuerpo también lo sea? Es extraña esta malevolencia con que miro el primor y el aseo de Pepita. ¿Será tal vez porque va a ser mi madrastra? ¡Pero si no quiere ser mi madrastra! ¡Si no quiere a mi padre!

Yo no quiero que en las edades venideras sea acusada de madrastra de naciones, vampiro de pueblos, tirana de pequeñas islas, ¡porque sería horrible escarnio á los nobles propósitos de nuestros antiguos reyes! ¿Cómo cumplimos con su sagrado testamento?

Estando yo tan enamorado de doña Juana y estando Isabelita tan enamorada de D. Ambrosio, los cuatro correríamos grave peligro, si mi futura y yo nos quedásemos por aquí. Así tenemos razón sobrada para largarnos de este lugar, no bien nos eche la bendición el cura, y huir de dos tan apestosos personajes como son la madrastra de Isabelita y su hermano.

Le dio un vuelco el corazón: era la voz de su madrastra. Al instante se abrió el ventanillo y le preguntaron: ¿Qué deseaba V.? ¿La señora viuda de Rivera?... señor dijo la criada abriendo la puerta. En aquel momento Miguel estaba, sin saber por qué, completamente sereno. ¿Cómo es su gracia? Miguel Rivera. Voy a avisar: tenga V. la bondad de aguardar un instante.

Mas el hijo del brigadier era tan dichoso con aquella reconciliación y con la perspectiva de vivir en la misma casa de su hermana, que prefirió creer que también su madrastra se enternecía y se gozaba en tenerle nuevamente por hijo. Cuando más embebido se hallaba en la conversación, sintió que unas manos chiquititas le sujetaban la cabeza por detrás, y se la despeinaban con furia.

La madrastra más honrada. Los novios de Hornachuelos: representóla T. Fernández. El médico de su honra: representóla Avendaño. El sastre del Campillo: representóla Manuel Vallejo. Allá darás rayo: representóla Manuel Vallejo. La Selva confusa: representóla Manuel Vallejo. Julián Romero: representóla Antonio de Prado. Los Vargas de Castilla.

Como no hubiera ido a casa del fotógrafo, es difícil... Voy a enseñártelos ahora mismo: verás también los de nuestros parientes de Sevilla... Tengo unas primas muy guapas: a ver si te conviene alguna. Y salió corriendo de la sala. ¡Qué chiquilla tan viva! exclamo Miguel volviéndose a su madrastra. , muy viva y muy insufrible repuso ésta con mal humor.

Como es posible que sea mi madrastra, la he mirado con detención y me parece una mujer singular, cuyas condiciones morales no atino a determinar con certidumbre.

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