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Actualizado: 27 de octubre de 2025
Bien notaba ella en su ropa la falta que le hacía una mujer... Se levantarían al romper el día: él a vigilar la salida de los gañanes para el tajo, ella a preparar el almuerzo, a limpiar la casa con las manitas que Dios la había dado, sin ningún miedo al trabajo.
El agua es indispensable en todas partes; se necesita para limpiar las calles y las habitaciones; para beber todos los seres que tienen vida, desde el hombre y los animales domésticos, hasta la modesta flor que crece en la maceta de la ventana ó en el césped que humedece el vapor emanado de las fuentes.
Tomó sus buchadas de elixir, desaparecióle por completo el dolor de muelas y púsose a limpiar la dentadura, frotándola con un cepillo de mango atornillado de plata, que producía al chocar contra el cristal o el mármol del lavabo sonidos metálicos.
En una, la que estaba destinada al amanuense, unos estantes con papeles y legajos polvorientos, comidos de la polilla, folletos y periódicos, en paquetes atados con hilo de Campeche; una mesa secular, cubierta con una carpeta de paño verde, manchada de tinta; gran tintero de plomo, una marmajera del mismo metal, dos plumas dignas del gabinete de un arqueólogo, y un retal de casimir negro para limpiar las plumas, procedente, sin duda, de algún pantalón viejo del abogado.
3 Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará [a] los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; y ofrecerán al SE
La cabra tira al monte, y se te despega el señorío, créetelo, se te despega...». Cuando pasó a decir a Severiana que estaba servida, esta había concluido de limpiar la sala. Como había tan mal olor allí, trajeron una paletada de carbones encendidos, y echando un puñado de espliego, la pasearon por toda la casa, desde el pasillo hasta la cocina.
11 Y el sacerdote que [le] purifica presentará con aquellas cosas al que se ha de limpiar delante del SE
Esta Santa Clementina, hablo de su capilla, es una deshonra del arte, la ignominia de la catedral de Vetusta. Calló un momento para limpiar el sudor de la frente y del cogote con el pañuelo perfumado de Obdulia, porque el suyo estaba empapado tiempo hacía en elocuencia liquefacta. Los Infanzones sudaban también. El marido tenía en la cabeza una olla de grillos.
Va á la cuadra, hace limpiar al Gallardo, su caballo tordo, preside al acto solemne de enjaezarlo, y después entra de nuevo en casa y prepara con gran cuidado las alforjas. En el corazón magnánimo de D.ª Robustiana se cuela de rondón una extraña inquietud que le quita el aliento para tomar el chocolate habitual. Pregunta con voz trémula á su marido si necesita alguna vitualla.
Al volver a su casa, revisó la lumbre y se puso a limpiar y a barrer. Mientras quitaba el polvo a los muebles, volvió al tema: «No se encuentra todos los días un hombre que quiera echarse encima una carga como esta». Hizo la cama y después empezó a peinarse.
Palabra del Dia
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