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Actualizado: 25 de junio de 2025
Luis, que tantas veces había pensado en él con arrebatos de cólera, y que al verle había sentido impulsos de arrojarse a su cuello, acabó por mirarle con simpatía y respeto. ¡También la amaba! Y la comunidad en el afecto, en vez de repelerlos, ligaba al marido y al otro con una simpatía extraña. Que se vaya, que se vaya repetía la enferma con una terquedad infantil.
Todos estos antecedentes he necesitado establecer para continuar con la vida de Juan Facundo Quiroga, porque, aunque parezca ridículo decirlo, Facundo es el rival de Rivadavia. Todo lo demás es transitorio, intermediario y de poco momento; el partido federal de las ciudades era un eslabón que se ligaba al partido bárbaro de las campañas.
El amor mío, si hubiese llegado a ser hacia Juan Maury exclusivo y profundo, hubiera tenido que romper dolorosamente el lazo que a mi bienhechor y protector me ligaba; hubiera sido para D. Joaquín horrible infortunio: todo el bien, todo el contento y el reposo y toda la superior serenidad hasta donde había yo logrado elevar su espíritu, hubieran venido a desvanecerse o a hundirse en negro abismo.
Y sobre todo, ¿qué motivo tan grave de queja no había dado D. Luis a su padre? Su disgusto, su cólera cuando supiese el compromiso que ligaba a Luis con Pepita, se ofrecían al ánimo de D. Luis y le inquietaban sobre manera. En cuanto a lo que él llamaba su caída antes de caer, fuerza es confesar que le parecía poco honda y poco espantosa después de haber caído.
No era ninguna joven; yo esperaba este final; pero por fuerte y resignado que uno sea, estos golpes siempre se sienten. Al irse la pobre vieja, quedo libre. Era lo único que me ligaba a esta iglesia, en la que ya no creo. Su dogma es absurdo y pueril, su historia un tejido de crímenes y violencias. ¿Para qué mentir, como otros, fingiendo una fe que no siento?
Años ha que esta sed de amor supremo acude a mi alma y me excita a buscarle fuera de la vida que hoy vivo. Pero antes había un fuerte lazo que a esta vida me ligaba, y ahora está desatado. Lucía me abandonó para unirse con su esposo eterno. ¿Por qué no he de volar yo también a unirme con mi eterno esposo? Mil veces antes de ahora han surgido en mi alma pensamientos y deseos de muerte.
Yo sabía que ya no era el amor, sino el deber lo que la ligaba a él. Al levantarse me dijo estas palabras: «Yo no merezco el amor de usted. La sinceridad que aplaudo y exijo a otros me ha faltado a mi. Usted sabe, y yo le he dicho, que no soy libre... Pero el hombre con quien estaba unida me había dejado, usted no le veía a mi lado, ambos podíamos creer que no volvería más. Ahora... está aquí.
Me ligaba a gentes que podían ser mis servidores, no mis amigos; me arraigaba sin advertirlo, sabe Dios con qué resistentes fibras, en lugares que habría de abandonar lo más pronto posible; adquiría, en fin, costumbres que no conducirían más que a hacer de mí la persona ambigua que usted conocerá más adelante, mitad campesino y mitad dilettante, tan pronto lo uno como lo otro, y muchas veces uno y otro sin que jamás ninguno de los dos prevaleciera.
Parrón se echó la escopeta á la cara y descargó los dos tiros contra el segador, que cayó redondo al suelo. ¡Maldito seas! fué lo único que pronunció. Una de las balas, después de herir al segador, había dado en la cuerda que me ligaba al tronco y la había roto. Yo disimulé que estaba libre, y esperé una ocasión para escaparme.
A una legua de distancia se ven todavía dos monumentos incompletos y en ruina: la Torre de los Escipiones, de carácter sepulcral, conservando apénas una elevacion de 30 piés, y el llamado puente de las Ferreras, admirable acueducto que ligaba dos altas colinas para conducir las aguas potables á Tarragona.
Palabra del Dia
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