Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de mayo de 2025


Un autor de aquella época dijo Maltrana escribió un libro titulado Los seis aventureros de España, y cómo el uno va a las Indias, y el otro a Italia, y el otro a Flandes, y el otro está preso, y el otro anda entre pleitos, y el otro entra en religión. Y cómo en España no hay más gente destas seis personas sobredichas... Así era: no había más.

Le obligaremos dijo ferozmente un senador . Si no trabaja no comerá. Además, nuestras máquinas voladoras y nuestros buques le harán obedecer. Esta contestación enérgica fué acogida con grandes aplausos, y después de ella cesó toda resistencia. Gillespie se libró de la muerte, pero fué condenado á trabajo perpetuo.

El «Libro Segundo», contiene bajo el epígrafe de ARMONÍAS DE LA PAMPA, algunas composiciones, que segun el mismo autor lo ha dicho en una nota puesta al pié de una de ellas, pertenecen á un género esencialmente nacional, que puede llamarse nuevo, así por los asuntos como por el estilo, segun la teoría que él mismo ha desenvuelto sobre este tema.

Mentalmente y como por máquina repetía estas tres voces, que para ella habían perdido todo significado; las repetía como si fueran de un idioma desconocido. Después, saliendo de no sabía qué pozo negro su pensamiento, atendió a lo que leía. Dejó el libro sobre el tocador y cruzó las manos sobre las rodillas.

Las niñitas deben querer mucho, mucho a los papás cuando se les muere la madre. Esa noche que hablaron de las estrellas trajo el papá de Nené un libro muy grande: ¡oh, cómo pesaba el libro!: Nené lo quiso cargar, y se cayó con el libro encima: no se le veía más que la cabecita rubia de un lado, y los zapaticos negros de otro.

Y como yo hiciera un movimiento de cariñosa resistencia para separarme de su lado, él insistió dulcemente, me volvió a abrazar y a besar muchas veces y mi tío Ramón me condujo a un cuarto inmediato donde me había instalado desde que mi padre se agravó. Al separármele, quedó en mis manos el libro que habíamos estado hojeando. Me desnudaron y me acostaron.

El paralítico leía por un libro; la ciega escuchaba y a menudo interrumpían la lectura para reír y comentar con admiración los pasajes que más les agradaban. Aquella simple y tranquila felicidad hirió a Tristán como una bofetada en tal momento. Los contempló con ojos cargados de desdén y de cólera y al fin se alejó murmurando: «¡Qué par de imbéciles

Ana, burlando los decretos del médico, probó en los primeros días de aquella segunda convalecencia a leer en el libro querido: iba a él como un niño a una golosina. Pero no podía.

19 Porque habiendo leído Moisés todos los mandamientos de la Ley a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros y de los machos cabríos con agua, y lana de grana, e hisopo, roció a todo el pueblo, y juntamente al mismo libro, 20 diciendo: Esta es la sangre del Testamento que Dios os ha mandado. 21 Y además de esto roció también con la sangre el Tabernáculo y todos los vasos del ministerio.

No podía yo interrumpirla ni dejarla y tenía la frente bañada en un sudor de impaciencia al pensar que cualquiera podía entrar en la biblioteca, hojear el libro y dar con el sobre misterioso, cuya presencia sería difícil de explicar. Dudo que mis respuestas a la Marquesa le dieran una alta idea de mi inteligencia. La llegada del me arrancó de aquel suplicio.

Palabra del Dia

tundas

Otros Mirando