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Actualizado: 11 de junio de 2025


Pero como de nada sirve querer desfigurar la historia, el estudio de los documentos, papeles y antigüedades viene á destruir la dorada leyenda, dando á conocer con toda la realidad lo que fueron nuestros antepasados, que vivieron en todo el esplendor de la monarquía absoluta.

Dejando a un lado estas cuestiones, sobrado profundas, digo que la mujer, aun cuando no escriba, influye benéficamente inspirando lo mejor de cuanto se escribe. ¿Qué poesía, qué drama, qué leyenda, qué novela, no tiene por asunto principal el amor de la mujer? Inspirado por su amor y deseoso de conquistar su amor, canta casi siempre el poeta.

¡Granada, mi Granada! fantástica leyenda de amor y desventura hoy tengo para ; concede al amor mio que de ella te haga ofrenda y un beso de tu boca que, mágico, en encienda la inspiracion ardiente que un tiempo te debí.

Los antiguos refieren que en su tiempo se podía reconocer muy bien al monstruo en los trozos de roca que de él quedaron; por puedo asegurar que todavía distinguí claramente la cabeza y á juzgar por ella el monstruo debió haber sido enorme. ¡Maravillosa, maravillosa leyenda! exclamó Ben Zayb, y se presta para un artículo.

Aquella estatua desfigurada y vulgar era el penate de la población, y la cándida leyenda de la enemistad y la lucha entre San Vicente y San Bernardo, inventada por la religiosidad popular, venía a su memoria. El elocuente fraile llegaba a Alcira en una de sus correrías de predicador y se detenía en el puente, ante la casa de un veterinario, pidiendo que le herrasen su borriquilla.

Aquella muda, pero elocuente página de muerte y destrucción, seguramente ocupaba un lugar importante en la leyenda de la Virgen de las Angustias. ¿Cuál sería aquel? Hasta la fecha en que escribo no he podido averiguarlo.

-Yo tendré cuidado -dijo Carrasco- de acusar al autor de la historia que si otra vez la imprimiere, no se le olvide esto que el buen Sancho ha dicho, que será realzarla un buen coto más de lo que ella se está. ¿Hay otra cosa que enmendar en esa leyenda, señor bachiller? -preguntó don Quijote. - debe de haber -respondió él-, pero ninguna debe de ser de la importancia de las ya referidas.

Llevaba una divisa cuyos términos heráldicos podrían servir de epígrafe y ser como el resumen de la leyenda á que damos fin: sombría, y aclarada solo por un punto luminoso, á veces más tétrico que la misma sombra: "=La Isla del Tesoro.= Es una sabrosa narración con un niño por héroe, con peripecias dramáticas y conmovedoras.

De una de estas uniones nació Felisa que pudo ser el consuelo de su madre; pero el marido la dio a criar en tierra extraña, y al cabo de unos cuantos meses dijo que había muerto. Por último, aquel malvado reprodujo con caracteres más repugnantes la tradición o leyenda de la mujer de Candaules, y una noche, cenando con tres amigos, subastó entre ellos a su esposa.

Después venían sus genialidades, sus caprichos que habían constituido una leyenda.

Palabra del Dia

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