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Actualizado: 5 de junio de 2025


Fue todo tan rápido, que nadie había acudido a interponerse y a restablecer la paz, cuando otro de los novicios, de nobilísima alcurnia francesa, intervino en la contienda, diciendo: Es cobardía que vayáis tantos contra él; apartáos; dejádmele a mi solo; yo le castigaré como merece.

No es fácil cogerle, y er que se la hase se la paga. El picador intervino antes de que hablase su maestro. Plumitas, no seas bruto. Aquí estás entre camarás, mientras te portes bien y haiga desensia. Y súbitamente tranquilizado, el bandido habló de su jaca al picador, encareciendo sus méritos.

En cierta ocasión se le formó causa para exigirle responsabilidad por irregularidades en un pleito en que intervino decretándose contra él un embargo.

No intervino en ello el propósito del hombre: lo dio de la naturaleza del arte. Sus bufones que eran pueblo envilecido; sus reyes que no merecían serlo; la placida estupidez del bobo de Coria y la mandíbula prominente de los Austrias: ¿qué historiador ni qué crítico han dejado tales documentos y razones para el proceso de nuestra decadencia?

La gente de la gañanía aprobaba los propósitos de la vieja, con el egoísmo del cansancio. Ellos no podían resucitar a la muerta, y era mejor, para su tranquilidad, que se ausentase cuanto antes aquella familia ruidosa, que turbaría su sueño. Rafael intervino, ofreciendo un carro del cortijo. El tío Zarandilla iba a aparejar, y antes de media hora podrían llevarse el cadáver a Jerez.

Luego, cuando quisieron que hiciese lo mismo delante de la comunidad, se negó a ello. La misma hermana Desirée intervino para que no se la violentase ni castigase. Desde este suceso parece que la miraba con mejores ojos o, al menos, no la reprendía tanto como antes. Gloria había advertido que alguna que otra vez, muy rara, la hermana se enternecía.

Sucedió que los estudiantes zaragozanos trabaron una pendencia con los socios de cierto club político; el asunto tomó proporciones, intervino la autoridad universitaria, y Lázaro se vió obligado á salir de Zaragoza, perdiendo curso.

Urquiola era el único que sonreía con aire de suficiencia, como si poseyera el secreto de aquella cuestión. Doña Cristina, temiendo que la polémica acabase por turbar la placidez de la comida, intervino, preguntando á Aresti por sus amigos de Gallarta. Pepita apoyó á su madre. La gustaba conocer las excentricidades de aquellos contratistas que no sabían en qué emplear su riqueza.

Esto se lo pedía, pues, con un especial interés. Adriana escuchaba. Comienza por avisarle, intervino Lucía Moreno, que también Adriana irá. No, a me ve todos los días, pero debe ir por la religión y por el encanto de Nueva Pompeya. Su iglesia se ve desde el tren como una miniatura. ¡Qué alegría, Julio! ¡Si usted supiera lo que me trae a la memoria!

Y Carmen, con un modo ingenuamente lánguido, apoyó la mejilla en la palma de la mano abierta, y bajo la frente algo asimétrica sus hermosos ojos grises tomaron una expresión vaga; en la sombra de su meditación, miraba sonreír una cara que en la realidad no había visto nunca. Por mi parte, suspiró Zoraida, todos los días pido a Dios que no me traiga la ocasión de enamorarme. Laura intervino.

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