United States or China ? Vote for the TOP Country of the Week !


Era, en verdad, un acontecimiento la llegada del loco Yégof al comenzar el invierno; unos se alegraban con la esperanza de retenerle y de hacerle hablar en las tabernas de su fortuna y de su gloria; otros, sobre todo las mujeres, sentían cierta vaga inquietud, porque los locos, como se sabe, participan de las ideas de otro mundo, conocen el pasado y el porvenir y están inspirados por Dios; el secreto está en llegar a comprenderles, pues sus palabras siempre tienen dos sentidos, uno vulgar, para las gentes ordinarias, y otro profundo, para los espíritus delicados y las personas juiciosas.

El pastor de las vacas trató de llevar a la señora para que los viese, pero ésta manifestó que no tenía tiempo: por la tarde o al día siguiente los vería. ¿A que no sabéis por qué viene la señora en este tiempo? preguntó con increíble finura y sonriendo con una boca que le llegaba de oreja a oreja el zagalón Felipe. Nadie respondió. El tío Leandro dirigió hacia él los ojos con inquietud.

Te equivocas sobre el motivo de mi negativa, joven... ¿sabes lo que pides de ? Lo , maestro Plock. No lo sabes, no. Entonces miró a su alrededor con inquietud, y, como si temiese ser oído se aproximó a Blasillo, le habló un instante en voz baja, y después le miró con aire interrogativo. Ya lo sabía. ¿Y quiere usted...? .

Sacó de su bolsillo el reloj y lo deslizó prestamente en las manos del muchacho, quien, confuso por tan inesperado presente, permanecía aturdido y no sabía qué decir; en sus ojos azules y grandemente abiertos se leía a la vez su inquietud, su enternecimiento y también el temor de herir el amor propio de ese hombre extraño que acababa de darle tan reales pruebas del más profundo afecto: «Es un original pensaba Simón, pero tiene todo el aspecto de un hombre honrado... No hay que darle pena rechazando lo que de tan buena gana ofrece...»

¡Calla mujer! replicó la otra, mirando con inquietud al niño... Pero ¿quién ve con paciencia esto?... ¡Lástima de hijo para tal madre!... Desde el fin del mundo hubiera venido yo por ver recibir al mío su premio de gimnasia... ¡Anda con Dios, hijo! Eso indica que cuando seas grande sabrás tirar de un carro... ¡Con tal que me seas bueno!... ¿No es verdad, Calixto, vida mía?...

Da un salto hacia la puerta... Descorre el cerrojo y... desaparece. Rígido de estupor, Martín lo sigue con los ojos un momento; después se dice, como para librarse de la inquietud que se apodera de él. Está demasiado impresionado y necesita respirar el aire fresco; volverá.

Pero estos, aunque se considerasen llegados, siempre esperaban algo nuevo, siempre tenían la ilusión puesta en el mañana; pensaban con inquietud en la combinación política del día siguiente, en la obra artística, que les bullía en la imaginación, temblando, con el vago temor de la torpeza, al ir á darla forma.

No dije, violentándome para hablar, si debo sentir alegría o inquietud. ¿Por qué inquietud? preguntó bruscamente. Y vi pasar por sus ojos un vago fulgor de angustia. Marta se atormenta a misma. Me dirigió de pronto una mirada de inteligencia, una mirada que decía: «¿ también lo sabes yaLuego levantó el puño desperezándose y exhaló un suspiro.

Pero Soledad no parecía preocupada con tal recuerdo, ni mucho menos advertir la inquietud de su amante. Era la misma de siempre. Se mostraba con él cariñosa y solícita, prevenida á darle gusto en todo: de tal modo, que el guapo nada echaba menos de los regalos con que le tenía acostumbrado.

Vivían pacíficamente; pero ella sentía la inquietud de la mujer europea que se ve trasladada a una población de África, entre gentes que parecen sumisas, pero que pueden sentir de pronto la hostilidad de la raza. Isidro se reía de sus preocupaciones. ¿Dónde mejor que allí? Era cierto que el río olía mal, pero ya se habituarían a este hedor de los residuos de la villa.