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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Una conmoción inmensa, un estrépito indescriptible me obligaron a apartar de la carta mi atención. Los marinos llegaban a la boca de los cañones, y un combate terrible, en que parecíamos llevar lo mejor, se había trabado. Esto era sin duda sublime; esto sacaba de quicio y conmovía el alma en su fundamento; pero ¿no había algo más en el mundo?
Atravesó el vestíbulo, donde se amontonaban los abrigos, sacó rápidamente el suyo y salió, huyó, sin haberse despedido de nadie y en un estado de exaltación indescriptible. Las calles del Socorro estaban desiertas.
Al sonido extraño de mi voz levantó la cabeza, y, a través del espeso velo negro húmedo y arrugado, vi una cara hinchada y enrojecida por las lágrimas, indescriptible de puro descompuesta, y dos grandes ojos negros que parecían preguntarme: «¿Quién es usted?... ¿Cómo se atreve?...» En nombre de su padre, ruego a usted que domine su dolor.
Entre todos claveteamos sólidamente el cajón de Tucker. Después, Nanela y yo nos persignamos y nos fuimos. Pero la Fatalidad nos perseguía, una Fatalidad indescriptible... Debíamos seguir... Y cada paso era una brazada menos del hilo de nuestras vidas, ¡una brazada menos!...
Cuando Toledo, y Segovia, y Burgos, y Valladolid, y todas las ciudades castellanas decaían; esto es, cuando se hubo entronizado en nuestro suelo la calamitosa dinastía austriaca, Salamanca se libró, por excepción y privilegio, de aquella postración general, que muy luego rayó en indescriptible miseria; y este privilegio y esta excepción fueron también debidos á la perdurable boga de su Universidad, al respeto que infundía, al constante atractivo que ejerció sobre Reyes, Prelados, Grandes, Sabios y hasta Santos, obligándolos á ir á rendirle pleito-homenaje y á enriquecerla más y más con nuevas fundaciones.
Ya he dicho hasta qué punto llegaba la exaltación de mi tía, partidaria resuelta de la guerra con toda la buena fe de su alma, creyéndose una matrona griega, hija de la invicta Buenos Aires, de la Atenas del Plata y de quién sé yo qué más. La batalla de Pavón había tenido lugar el 17 de septiembre de 1861, y la victoria produjo en Buenos Aires un entusiasmo indescriptible.
Apénas la luz fosfórica de los cocuyos y los peces señalaba el hilo blanco de las aguas del canal; la ciénaga habia quedado atras; la oscuridad era profunda; los remos, agitando las ondas inmóbiles, producian con su chasquido un eco misterioso; los corpulentos árboles de las orillas tomaban las mas extrañas formas en la sombra del follaje interior, y al encanto infinito de la tarde sucedian las amarguras de una noche de sufrimientos increibles.... Lo que el viajero puede sufrir allí, literalmente devorado por los zancudos, es indescriptible.
La cigüeña blanca había venido volando, se había abatido a pocos pasos de ella, y ya se le acercaba con su lento y majestuoso paso y dando con el pico los castañetazos con que solía siempre saludarla. Indescriptible fue la alegría de Poldy. Su impaciencia fue mayor que su alegría.
Notable es en especial el mérito de Manolo, tragedia para reir ó sainete para llorar, escrito en los yámbicos de cinco pies de la literatura clásica, y en estilo patético sublime, hablado por la hez del populacho de Madrid, que forma singular contraste con la bajeza del asunto, y hace un efecto cómico indescriptible, salpicado aquí y allí de las locuciones más rastreras y chabacanas.
La amontonada nieve bajaba hasta no muy lejos del camino, si era camino el desfiladero, cada vez más angosto, por donde marchaban. Lo terrible de aquella peregrinación estaba por cima de todo encarecimiento cuando la noche envolvía en sus tinieblas a los viajeros. Una noche, por último, fue indescriptible la angustia de todos.
Palabra del Dia
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