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Actualizado: 29 de junio de 2025
Tu incredulidad nace de la idea equivocada que tienes de esa mujer. Te la has figurado como un monstruo de seducciones, como una de esas que, sin tener pizca de educación ni ningún atractivo moral, poseen un sin fin de artimañas para enloquecer a los hombres y esclavizarles volviéndoles estúpidos.
La ciencia le infundía respeto y miedo al vivir algo apartada de la religión; por eso creía ciegamente en sus prodigios, como el devoto cree en el inmenso poder del diablo. Otras veces resucitaba su incredulidad. La guerra sólo puede resolverse con soldados.
En Málaga, cuando a alguna vaca le da la gana de ezo, ze le zienta en un inodoro y ze la limpia depué con papel higiénico. Saleta no se dio por ofendido. Estaba tan avezado a la incredulidad de sus oyentes, que aunque ahora reventase con la verdad no le impacientaba que no se le creyese.
Hay que transigir con las formas, y tomar las cosas de la vida como son. ¿Y quién te dice que tratándole algo, no llegues a tenerle afecto? Porque él es bueno y decente. Anoche le vi, y no me ha parecido tan raquítico. Ha engordado; ha echado carnes, y hasta me pareció que tiene un aire más arrogantillo, más...». Sonriendo tristemente, expresaba la joven su incredulidad.
Para él estas dudas no provenían más que de rebeliones de la carne, a la cual había que combatir con la humildad y las disciplinas. Saltó pronto la barrera de la duda y cayó en el campo de la incredulidad. Desde entonces, ni un momento de vacilación; más y más convencido cada día de que este mundo no valía nada, y que fuera de este mundo no había que esperar otra cosa.
Todos se repetían en voz baja su nombre; hasta el conductor mostró cierta emoción al ver en su coche al propietario de Villa-Sirena. Y lo peor de todo, queridos amigos, es que estoy arruinado. Spadoni abrió desmesuradamente sus ojos negros, como si oyese algo inaudito y absurdo. Castro sonrió con incredulidad. ¿Arruinado tú?... Me contentaría con la décima parte de tus escombros.
Y realmente ¡cuan peligroso seria en un juez un sistema de investigacion llevado hasta la incredulidad y el escepticismo! ¡Cuan insuperables serian las trabas que opondria al curso de la justicia una conciencia incontentable, que desconfiase de la razon, y protestase contra sus fallos!...
Y tú has cometido la imprudencia de decirle que el venir á tu casa podía robarle la paz de la suya... tú no quieres vengarte. Os juro que me vengaré; que me vengaré de una manera cruel. El bufón movió la cabeza en un ademán de duda, de incredulidad. Sí, me vengaré insistió ella. ¿Y cómo? Ya lo veréis. No... adivino. Yo haré de modo que en su vida me olvidará.
En el acto segundo vemos á D. Juan, desesperado por la infidelidad de su amada; hasta la prueba de afecto, que le ofrece, entregándole todos los regalos recibidos, se estrella en su incredulidad, y resuelve, por tanto, hacer la corte á otra beldad, llamada Marcela.
El efecto que estas cláusulas hicieron en las dos amigas no fue tan grande como debía esperarse. En la cara de Rosalía se pintaba una incredulidad indiferente, que poco después se resolvió en alarma, recordando que el préstamo de cinco duros solicitado un mes antes por Cándida, había tenido un preámbulo parecido al que acababa de oír.
Palabra del Dia
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