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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Que el lector que nunca ha viajado imagine un lago en cuya superficie entera se cierne una inmensa falange de aves acuátiles de todos colores y dimensiones para nadar en la mas pintoresca confusion, y, prescindiendo del efecto que hacen los arbolajes, las velas y las humeantes chimeneas de los vapores, se tendrá una idea aproximativa del aspecto general del Támesis.
Sólo entre las colegiatas de León y Toledo hay ahora cinco prebendas vacantes. ¡Imagine usted qué puesto tan hermoso para trabajar en pro de lo que todos deseamos! Altiveciose entonces Tirso, se puso en pie como si su asiento tuviera un resorte que le impulsara y, ofendido, trémulo de ira y de vergüenza, repuso, sin disimular el enojo: Señora, ni sabe Vd. lo que dice, ni a quién se lo dice.
Vida de mis pensamientos Y de mis temores fríos; Descanso de mi esperanza, Fin de mis deseos cumplidos, Centro de aquestos sentidos Y cielo que el alma alcanza; Gloria que esperé y temí, Regalo que imaginé, Premio de mi pena y fe, Para quien sólo nací. Hálleme agora la muerte, Que esta noche me ha buscado.
En este lugar creen todos que V. ha venido, abandonando á sus padres, su casa y sus estudios, para pretender á Lucía; pero este engaño no puede durar. Imagine V. el alboroto, los chismes, las hablillas á que dará V. ocasión y motivo el día en que se sepa, como no podrá menos de saberse, que V. pretende á Clarita, á quien todos creen ya prometida esposa de D. Casimiro Solís.
Pero unos pensamientos muy extraños. Una vez me la imaginé vestida con todos los perifollos de las elegantes de Madrid, y me produjo la visión de lo imaginado tan deplorable efecto, que di un respingo en la silla.
Pero mi criado me espera en mi casa, como espera la cuba al catador, llena de vino; mis artículos hechos moneda, mi moneda hecha mosto, se ha apoderado del imbécil como imaginé; y el asturiano ya no es un hombre; es todo verdad. Mi criado tiene de mesa lo cuadrado y el estar en talla al alcance de la mano.
Grande fue la tristeza y desconsuelo que sentí al tener noticia de la marcha precipitada, o más bien fuga, de las monjas. Bien imaginé que debió de ser causada por la indiscreción y necedad de D. Nemesio, a quien dediqué desde entonces en mi pecho tanto odio por lo menos como debía de profesarle el juez catalán que con nosotros había viajado.
En el viaje Desde Toledo a Madrid, del maestro Tirso de Molina, apenas había caminado legua y media y llegado a las ventas de Olías, cuando exclama la melindrosa Doña Mayor: nunca imaginé que era tan largo el mundo. En cambio, el egregio poeta Leopardi prorrumpe en amargos lamentos porque el mundo le parece muy chico.
Imaginé posible todavía, cuando no el amor verdadero, fiel, único y sin mancha que pudiese unir mi ser con el de un hombre, un apacible y amoroso afecto que, sin poseer ya la vehemencia del amor juvenil, tuviese su limpieza, su persistente duración y su fidelidad exclusiva. ¿Pero dónde hallar este amigo, este amante, este esposo con quien yo aún atrevidamente soñaba? ¿Cómo podría yo desprenderme de lo pasado para ser digna de ser suya?
Que aunque en armas y en letras es fecunda Mas que quantas provincias tiene el suelo, Su gusto en parte en tal semilla funda. Despues desta mudanza que hizo el cielo, O Venus, ó quien fuese, que no importa Guardar puntualidad como yo suelo, No veo calabaza, ó luenga ó corta, Que no imagine que es algun poeta Que alli se estrecha, encubre, encoge, acorta.
Palabra del Dia
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