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Actualizado: 26 de julio de 2025
Hasta el violín y arpista italianos habían emprendido con furor una mazurka que las parejas bailaban levantando extremadamente los pies, dando furiosas patadas en la hierba. La luz se iba huyendo del cuadro; pero al huirse suavizaba los tonos, esparcía sobre él un encanto misterioso, poético, que traía al recuerdo los dichosos rincones de la Arcadia antigua.
Apenas le hablaba alguien, se apresuraba á contestar con grandes muestras de respeto, huyendo inmediatamente. La Titonius tenía en torno á ella un círculo de hombres, que eran en su mayor parte los jóvenes de aspecto «artista» vistos por Robledo en la antesala. Muchas señoras se burlaban francamente de la condesa, partiendo de sus grupos irónicas miradas hacia su persona.
Todo Vetusta en aquel momento estaba gozando entre ruido, luz, música, alegría; y ella sola, sola, allí en aquel comedor obscuro, triste, frío, lleno de recuerdos odiosos o necios, huyendo la ocasión de dar pábulo a una pasión que halagaría a la mujer más presuntuosa. ¿Era esto pecar? Nada tenía ella que ver con don Álvaro.
Escaparonse huyendo hasta mil caballos, de ocho mil que entraron en la batalla, y solos quinientos infantes, y Caramano Alisurio se retiró herido. De los nuestros perecieron ochenta caballos, y cien infantes. Rehechos sus escuadrones, pasaron la vuelta de Philadelphia, siguiendo lentamente al enemigo, y temiendo alguna gran emboscada de sus copiosos ejércitos.
Despues que aquesta isla se tomaba, Un dia noticia cierta se ha tenido, Que Zapican su ejèrcito mudaba Al Uruguay, que es rio muy crecido. Al tiempo que el cristiano reposaba Con su gente y canoas ha subido; De aquesto dan noticia los cristianos, Que se escapan huyendo de sus manos.
El banderillero acabó por marcharse, huyendo de la señora Angustias, que, a impulsos de la indignación, mostraba la misma ligereza de lengua de los tiempos en que trabajaba en la Fábrica de Tabacos. Proponíase no volver más a la casa de su maestro. Encontraba a Gallardo en la calle.
Gran grita y alarido y gran estruendo Allá dentro parece que resuena; Cuando se allega junto, estremeciendo El cuerpo queda todo con gran pena. Algunos de temor vuelven huyendo; Pajas, se les antoja, y el arena Que son diablos que vienen en pos de ellos, Y vuelven erizados los cabellos.
Debía haber pasado el día en el campo; indudablemente, en la estancia de Rojas ó vagando por las inmediaciones del río en compañía de aquella muchacha del látigo. «¡Y yo aquí pensó , encerrada como una fiera, huyendo de los insultos de un populacho injusto!... ¡Y luego se asombran de que una mujer sea mala!»
Saltan al mar así que comprenden la inmensidad de la catástrofe y nadan con vigor a pisar tierra, huyendo de los tiburones y tintoreras que abundan en esas costas.
Como era fuerza, acetéle, Y ansí, con la luna clara, Comenzamos nuestra guerra, Jugando las fuertes lanzas; Y pues al fin me venció, No me alabo; decir basta Que tenía tres heridas, En brazo, muslo y espaldas. No me las dieron huyendo; Pero quien con diez batalla, También sospecho que tiene En las espaldas la cara.
Palabra del Dia
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