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Actualizado: 26 de junio de 2025


Al frente marchaba un mascarón enarbolando una escoba, con la cara hollinada y vestido con arpilleras y lazos de papel. ¡No me conoces!... ¡No me conoces! Y como saludo le echó un escobazo a la cara, huyendo después con paso vacilante, dando chillidos, seguido de la chusma infantil, que vociferaba aclamando sus gracias.

Un rico que gustaba de mezclarse con la gente pobre; no como los otros señores, que sólo se dejaban ver en los balconajes de los puentes para echar una mirada de lástima, huyendo apenas se volvían hacia ellos algunas cabezas, cual si no quisieran concederles ni el goce de la curiosidad.

Tal ha sido a veces la manía de emigrar, que poblaciones enteras de Alemania se han transportado a Norteamérica con sus alcaldes, curas, maestros de escuela, etc. Pero al fin ha sucedido que en las ciudades de las costas el aumento de población ha hecho la vida tan difícil como en Europa, y los emigrados han encontrado allí el malestar y la miseria de que venían huyendo.

Es curioso ver en los puertos y las plazas y callejuelas de la antigua Marsella, la poblacion que se agita bajo los rayos de un sol ardiente, huyendo casi siempre de la sombra.

Don Aquiles había entrado de la calle tan regañón, que todos andaban con alas en los pies, huyendo el bulto; al ocupar el sillón de cabecera, notaron los hijos, con terror, que había nubarrones en el horizonte, y metieron los ojos en el plato, abriendo el paraguas de la resignación.

Entonces el Conde-Duque reunió un pequeño ejército de cerca de doce mil hombres y con ellos el Almirante de Castilla desbarató a los franceses con tan furiosa acometida que Condé se entró huyendo en el agua hasta ganar una chalupa y el belicoso arzobispo se acogió a los bajeles quedando libre la plaza; traduciéndose el regocijo experimentado por el Rey no tanto en premiar pronto al Almirante cuanto en recompensar con largueza al Conde-Duque.

En los otros pueblos de América los españoles iban venciendo: a Bolívar lo había echado Morillo el cruel de Venezuela: Hidalgo estaba muerto: O'Higgins salió huyendo de Chile: pero donde estaba San Martín siguió siendo libre la América. Hay hombres así, que no pueden ver esclavitud. San Martín no podía; y se fue a libertar a Chile y al Perú.

En aquella gran devastacion los habitantes de la campiña se refugiaron en Córdoba con lo que pudieron salvar de sus haciendas, huyendo la furia de aquel animado torbellino, y hubo de resultas hambre en la ciudad.

Un ermitaño vino huyendo de allá, no se sabía por qué: tal vez por alguna sarracina de las de aquella época de guerras y atropellos, y para salvar a la Virgen de profanaciones, se la trajo a Alcira, edificando aquel santuario.

Vista esta confusión por todo el pueblo, los sacristanes huyendo y las cofradías de la misma suerte, fué tal en este punto el tropel y clamor de la voz popular, que se oyeron cosas dignas de escribirse...»

Palabra del Dia

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