Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
Descalzas y pisando de lado, como recelosas, iban entrando algunas, con la cabeza resguardada por una especie de mandilón de picote; muchas gemían de gusto al acercarse a la deleitable llama; otras, tomando de la cintura el huso y el copo de lino, hilaban después de haberse calentado las manos, o sacando del bolsillo castañas, las ponían a asar entre el rescoldo; y todas, empezando por cuchichear bajito, acababan por charlotear como urracas.
De un perdido has hecho un hombre de bien. Porque no me achico; porque desde el primer día le administré el bautismo de los cinco mandamientos; porque le chillo en cuanto le veo cerdear un poco; porque le hago andar derecho como un huso, y me tiene más miedo que los ladrones a la Guardia civil. ¡Y cómo te quiere! Es natural.
Aquí se paga todo objeto de fantasía; la admiracion tambien. ¡Gravedad y palabras entrecortadas y confusas, de tal modo que nosotros mismos no nos entendamos! Mi mujer soltó una carcajada española de más y mejor, y el mozo que estaba inclinado hácia nosotros, se puso derecho como un huso. ¡Garçon! ¡Monsieur! Portez-nous deux couverts de six francs chaque, s'il vous plaît.
Una, ya vieja, esta hilando en rueca de torno: con la mano izquierda da vueltas a la rueda, cuyos radios parecen hacer vibrar el aire: en la diestra sostiene el huso, mientras vuelve naturalmente la cabeza para hablar con una compañera que al tiempo de alejarse sujeta un pesado cortinón.
Luego púsose a girar ligero, muy ligero, más ligero todavía, ¡frenéticamente!, hasta que todo su cuerpo no fue sino un huso diáfano, un huevo dorado, loco, veloz, con un fino rumor de medallas y brazaletes. La danza concluía, la rotación era cada vez más lenta. Aixa trababa sus pies, por instantes, y su cabeza, cargada quién sabe de qué prodigiosas visiones, se inclinó por fin sobre el hombro.
El vapor marchó hacia esta mancha enorme de aceite, que tomaba al moverse unos reflejos tornasolados. Los marineros dieron gritos de entusiasmo. Estaban seguros de haber echado á pique al sumergible. Los oficiales eran menos optimistas: «¡Quién sabe!» No le habían visto levantarse verticalmente para hundirse luego por uno de sus extremos como un huso, de punta.
«¿No está D. Juan?» le preguntó la Sanguijuelera extrañando no ver allí al dueño del establecimiento. El huso vivo movió bruscamente la cabeza para decir que no, sin dignarse expresarlo de otro modo. «¿Pero dónde está mi hermano?» preguntó Isidora con angustia. La anciana señaló a lo obscuro, diciendo con aterrador laconismo: «En la rueda».
Y al momento le trujeron dos paveses, que venían proveídos dellos, y le pusieron encima de la camisa, sin dejarle tomar otro vestido, un pavés delante y otro detrás, y, por unas concavidades que traían hechas, le sacaron los brazos, y le liaron muy bien con unos cordeles, de modo que quedó emparedado y entablado, derecho como un huso, sin poder doblar las rodillas ni menearse un solo paso.
Palabra del Dia
Otros Mirando