Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de octubre de 2025


Doña Flora y Doña Francisca se aborrecían cordialmente, como comprenderá quien considere el exaltado militarismo de la una y el pacífico apocamiento de la otra. Por esto, hablando con su primo en el día de nuestra llegada, le decía la vieja: «Si hubieras hecho caso siempre de tu mujer, todavía serías guardia marina. ¡Qué carácter!

Vivía en una especie de desequilibrio moral y de tensión nerviosa que me tenían á merced de los impulsos de mi desesperación y de mi cólera. Te vi llegar loco de angustia, después de haber perdido cuanto tenías y debiendo pagar una suma en el círculo, so pena de ser expulsado, y te di mis alhajas para empeñarlas como te hubiera dado mi vida si me la hubieras pedido.

¡Si hubieras visto qué ojos! ¡Lo mismo que dos frutas De un lomboy que tuviera las ramas perfumadas! ¡Y qué labios de rosa! ¡Y qué gloriosas rutas Y líneas las del cuerpo de carnes encantadas! Y se llamaba Flora, como la primavera, Y su voz como el canto de los pájaros era, Y sus cabellos negros y largos, y su frente...

«Me alegro dijo el Delfín, cuando su mujer le conducía por las escaleras arriba ; me alegro de que me hubieras sacado de allí, porque no puedes figurarte lo que me iba cargando el tal inglés, con sus dientes blancos y apretados, con su amabilidad y su zapatito bajo... Si sigo un minuto más, le pego un par de trompadas... Ya se me subía la sangre a la cabeza...».

Estamos solos continuó le Tas , nadie puede oírnos; no tenemos tiempo que perder. ¿Estás contento de que haya curado tu señora? Ciertamente, señorita. No obstante, su ama me había prometido otra cosa. ¿Qué es lo que te había prometido? Que la señora moriría bien pronto y que yo tendría 1.200 francos de renta. Y hubieras preferido eso, ¿verdad? ¡Claro!

Ayer no te vi dijo Dupont frunciendo el ceño y coloreándosele las mejillas. No pude ir, don Pablo, Me retrasé... unos amigos... Ya hablaremos de eso. ¿ sabes qué fiesta fue la de ayer? Te hubieras conmovido viéndola.

Yo, que no tenía otro móvil que la justicia, cuando les vi, cuando me persuadí de que pecaban, creo que si tengo un revólver, les suelto los seis tiros por la espalda. Bien, bien dijo la esposa con ferocidad . ¿Por qué no lo hiciste? Eres un tonto... Aunque después me hubieras matado a también. Tienes derecho a hacerlo. Les vi entrar en aquella casa... Fortunata abría los ojos con espanto.

Amparo, hija mía la dije tu gran corazón te atormenta: ¡crees que he hecho un sacrificio inmenso... que te he sacrificado mi libertad! no... te engañas: estoy muerto para el amor, para ese amor ardiente que nos embriaga y nos arroja a los pies de una mujer... no, hija mía, no; eres demasiado pura para que mi corazón, gastado ya, pueda amarte más que con ese otro amor desinteresado de la amistad; si no hubieras pretendido entrar en un convento, yo... nada te hubiera propuesto: te hubiera tratado como un hermano y nada más: el día en que te hubieras casado con un hombre de tu elección hubiera sido completamente feliz.

Algo tenía la infeliz joven en su cabeza que se lo confirmaba, inundándola de luz. Recordó frases y actos, ató cabos, y... nada, que era verdad, como hay Dios. El infeliz chico estaría todo lo enfermo que se quisiera suponer; pero lo que decía, verdad era. «¿Lo dudas todavíavolvió a preguntar él. No qué pensar... Maxi, Maxi, si me hubieras dado un tiro, me habrías matado menos.

La gratitud penetró en mi corazón como una luz del cielo, como un bálsamo dulcísimo, y perdí por completo los pocos deseos que me ligaban a la vida. «Gracias pueblo de Madrid, exclamé dirigiéndome a la ciudad: gracias, pueblo generoso y culto, por no haber venido a gozar con el espectáculo de mi muerte ignominiosa. ¡Qué hubieras ganado presenciando la suprema agonía de un infeliz!

Palabra del Dia

vejigatorio

Otros Mirando