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Actualizado: 23 de mayo de 2025
La amenazadora expresión de su ceño, la prominencia de su frente abultada y aquel mirar hosco daban a su cabeza semejanza con la espantable testa del toro jarameño cuando aparece en el circo, y reconoce con su mirar de fuego el ansioso público, y parece que él mismo, antes de empezar la lidia, se espanta de la barbarie que se prepara. La nariz de Nazaria se infló hasta no poder más.
Feli, que no le había visto desde su fuga de la casa paterna, acogiole con grandes muestras de cariño. ¿Y el padre?... Pero el señor Manolo apenas contestó. Necesitaba decir a Isidro algo muy interesante; le invitaba a bajar a la calle, para expresarse con mayor libertad. Maltrana bajó tras él, adivinando algo grave en el gesto hosco del capataz.
Se le figuró percibir desde la escalera que hablaba del periódico y que lo calificaba de «solemne payasada». El corazón le dió un vuelco y entró en la sala agitado y triste. Al verle Maza, que gesticulaba en medio de un grupo, se calló, púsose el sombrero con ademán hosco y fué a sentarse en el diván.
El duque de Lerma se levantó y se puso á pasear hosco y contrariado á lo largo de la cámara. ¿Y no hay más que eso? dijo después de algunos segundos de silencio. Sigue la diligencia de haber buscado al cocinero mayor del rey y de no haberle encontrado. ¿Pues dónde está Montiño?
Dejemos esta conversación, señora María, que estáis equivocada de medio á medio; mi sobrino no ha estado en mi casa... Pues si ha estado en palacio y no en vuestra casa... Ha estado en la casa del rey dijo una voz á la puerta. Volvióse todo hosco é incómodo el cocinero y vió al bufón del rey.
Después, caminando con grandes precauciones, mirando a todos lados y procurando ir siempre pegado a algún transeúnte, me dirigí a casa de mi novia. Eran cerca de las diez cuando llegé. La ventana estaba ya cerrada, mas al aproximarme a ella se abrió con estrépito y apareció Gloria con semblante hosco. ¡Hijo, me has dao el rato! Creí que ya hasías rabona.
Las palabras de la joven resultaban, sin saberlo ella, de una ironía cruel. Maltrana siguió riendo de la inocencia de Feli cuando ésta le dijo con un gestecillo hosco: Se acabaron las calaveradas, ¿eh? Sólo me querrás a mi: no harás caso de las señoronas.
Y estuvo arrogante y oportuno, como en sus horas más felices, cuando se hallaba delante de mujeres que se proponía cautivar. Antonio llegó á dudar, viéndole tan despreocupado, si serían ciertas sus explicaciones y habría entrado allí por casualidad. Ni una sola vez volvió los ojos hacia Soledad, cerca de la cual estaba sentado; pero, sin mirarla, veía su semblante hosco y su entrecejo fruncido.
Un día, en su sala de ceremonias dio de manos a boca con un niño de uno de los criados, que se aventuró a llegar hasta allí, y quiso tomarle en sus brazos: pero el niño huyó ante su hosco y arrugado semblante. Por todo esto, pareciole muy pertinente reunir en su casa la buena sociedad de San Francisco, y de entre aquella exposición de doncellas elegir la compañera de su hijo.
Palabra del Dia
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